Este lunes se cumple el 80 aniversario de uno de los incendios más devastadores en la historia de Boston.
La alcaldesa Michelle Wu, el presidente del Concejo Municipal, Ed Flynn, y el comisionado de Bomberos, Paul Burke, se unirán a los familiares de las víctimas y sobrevivientes del incendio en una ceremonia de recuerdo en el antiguo sitio del club en Piedmont Street en Bay Village, a las 3:00 pm.
El 28 de noviembre de 1942, se produjo un incendio en el club nocturno Cocoanut Grove, donde murieron casi 500 personas.
“Este es el 80 aniversario del incendio, un evento en la historia de Boston que debe ser recordado y preservado con honor”, dijo Michael Hanlon del Comité Conmemorativo de Cocoanut Grove, una organización sin fines de lucro que se estableció en 2015. “No solo es una tragedia, sino que debido al incendio, se instituyeron muchas innovaciones en Boston con respecto a los códigos de construcción y seguridad pública contra incendios, junto con importantes avances en el tratamiento de las quemaduras que se adoptaron en todo el mundo. Para eso nos reunimos”.
El fuego se vio por primera vez alrededor de las 10:15 p. m. en el Melody Lounge, ubicado en el sótano del club. Se vio una pequeña bengala o chispa ardiendo en una palmera artificial en una esquina del salón, que luego encendió el techo de tela suspendido del salón.
Hanlon dijo que hay dos sobrevivientes conocidos: Joyce Spector, quien estará representada por su hija en la ceremonia, y Bob Shumway, que vive en Naples, Florida, quien también estará representado por su hija.
Después de todas estas décadas, quedan muchas preguntas sobre el incendio y persisten varios mitos, según Stephanie Schorow, autora del libro recientemente publicado “The Cocoanut Grove Nightclub Fire: A Boston Tragedy”.
“Bueno, la verdad es que todavía no entendemos la dinámica de este incendio”, dijo Schorow. “Algunos especulan que un gas llamado cloruro de metilo se escapó de un refrigerador y provocó una bola de fuego, pero esto no explica por completo la trayectoria del fuego”.
Lo que sí sabemos es, según Schorow, que “el fuego se movió a una velocidad que desconcierta a los ingenieros y expertos en incendios hasta el día de hoy”.
Fuente de la noticia: Boston Globe.