Por Jeaneth D. Santana especial para El Planeta
A sólo horas de la celebración de Nochebuena y Navidad, cientos de viajeros se congregan en el aeropuerto internacional Logan de la ciudad de Boston. Ni siquiera el repunte de los casos de la nueva variante ómicron, frenó el intenso flujo de pasajeros tanto de llegada como de salida, desde las 6 de la mañana hasta altas horas de la noche. No hay un solo espacio en los parqueaderos del aeropuerto, las vías de acceso están repletas y las filas en las diferentes aerolíneas son inmensas.

Una grabación constante que se escucha a lo largo y ancho del aeropuerto recuerda a los viajeros mantener el distanciamiento social, desinfectarse las manos y usar mascarilla, como medida de prevención ante el repunte de los casos de coronavirus. Según un informe publicado por la Administración de Seguridad del Transporte, TSA, por sus siglas en inglés, en los seis aeropuertos de Nueva Inglaterra, sólo en un día se registraron más de 66 mil viajeros.
Es válido indicar que el gobierno federal de Los Estados Unidos ha dado a conocer nuevos requerimientos, ante el incremento de los casos de COVID-19, para todas las personas que ingresen al país, incluidos los ciudadanos americanos, tendrán que estar totalmente vacunados y presentar, 24 horas antes de viajar, una prueba negativa. La exigencia anterior era que la prueba se hiciera tres días antes del viaje. La cuenta de Twitter del Boston Logan International Airport, informa que: “El Aeropuerto Logan ofrece pruebas de COVID-19. Pero con los viajes por las vacaciones de navidad, se recomienda que se hagan una prueba antes de llegar al aeropuerto, si es que se requiere una prueba negativa para viajar a su destino final”.

XpresCheck es una construcción modular con siete salas separadas para realizar más de 400 pruebas diarias de COVID-19 para los pasajeros que llegan o salen del Logan Airport. La primera estación se abrió en marzo de 2021 y está ubicada dentro del área de llegada internacional del aeropuerto en la Terminal E. El horario de atención es lunes y jueves, de 12 pm a 8 pm; martes, miércoles y viernes, de 10 am a 6 pm. La segunda estación se abrió en octubre de este año y está ubicada en el Terminal C, atiende de 8 am a 6 pm de jueves a lunes. El costo de la prueba es de 250 dólares y el resultado está listo en 45 minutos, máximo una hora. “Son muchos los pasajeros que quieren hacerse la prueba y las citas que se hacen a través de su página de internet: www.xprescheck.com, están llenas hasta el 30 de diciembre y la espera para las personas que no tienen cita es hasta de 4 horas, a las 5:30 de la tarde ya no se acepta a nadie”, manifestó Erika Batista, representante de XpresCheck de la Terminal E del aeropuerto Logan.
Pero, ni los engorrosos trámites migratorios, ni el costo de los pasajes aéreos, menos el coronavirus, impidió que dos familias se reúnan con sus seres queridos. Estefa Villa León, estuvo desde temprano en la sala de arribos, esperando a su hijo Omar, quien llegó desde España a reunirse con su madre luego de 3 años de ausencia. Los globos de helio que decían “Bienvenidos a casa” y el celular listo para inmortalizar la llegada del hijo que por más de 1000 días no recibió, ni los abrazos mucho menos los besos de su madre. El momento ansiado llegó, el celular comenzó a grabar, la madre y el hijo se fundieron, entre lágrimas de felicidad, en un profundo abrazo.

La cubana María Julia Díaz Vega, de 72 años de edad, luego de 12 años de vivir sola en La Habana y de una larga espera pudo reencontrarse con su hijo. “Al cerrar Donald Trump la embajada de Los Estados Unidos en Cuba, los trámites se retrasaron y comenzaron los procesos migratorios cubanos en Georgetown, Guyana, después vino la pandemia e hizo que todo se paralizara”, manifestó Jehovagni Santana, quien dice sentirse feliz de estar junto a su madre y traerla a vivir a Boston. “Al final la incertidumbre de no saber cuándo podría estar con mi madre terminó”.
“Me siento muy feliz porque desde hoy viviré junto a mi hijo, mi nieta y mi nuera, me siento amparada, me siento segura, ya no me siento sola, aunque extrañaré mi vida de 72 años en Cuba, ya no tendré que levantarme a las 5 de la mañana para comprar pan, hacer fila para comprar mis medicinas, sé que ahora aquí tendré una mejor calidad de vida, aunque mi hijo nunca me desamparó, la distancia y la soledad me estaban matando”, expresó María Julia.

Finalmente, Estefa y Omar; María Julia y Jehovagni, y los miles de pasajeros que salen y llegan a Los Estados Unidos, comenzaron tanto sus nuevas vidas juntos, como las celebraciones en familia durante estas fiestas.