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Todd Frazier, ganador del Derby de Jonrones de la MLB en 2015, se encargó de enviar un mensaje grabado a los muchachos de Elizabeth, Nueva Jersey, representantes de la región del Atlántico Medio en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas, el tradicional torneo internacional que se disputa en Williamsport, Pennsylvania.

Frazier es el tercera base de los Mets, que batallan en las Grandes Ligas por meterse en los playoffs a través de uno de los puestos del comodín. Pero muchos años atrás, fue una de las figuras refrescantes de este evento, que cautiva al público beisbolero desde hace más de siete décadas, al reunir en un mismo sitio a buena parte del talento infantil de todo el globo, procedente de competencias regionales que durante meses se disputan en Estados Unidos y el resto del planeta.

Debe pasar algo muy interesante allí, para que bigleagers como el puertorriqueño Javier Báez y sus compañeros de los Cachorros pasen un tiempo visitando a los competidores y departiendo con ellos. Algo tan atractivo, que tiene transmisión televisiva nacional e internacional, y que mueve a figuras de las Mayores a involucrarse con la cita.

Un total de 16 equipos comenzaron la eliminatoria, la semana pasada. Desde este jueves quedan solamente una cuarta parte de ellos en competencia. Japón y la región Oeste de Estados Unidos (Central East Maui, representante de Hawaii) ya están clasificados a las semifinales. Esperaban por los ganadores entre Asia-Pacífico (Chung Nam, de Corea del Sur) y el Caribe (Pabao Little League, de Curazao) en el cuadro internacional, así como por el choque entre los equipos del Sureste (Loudoun South Little League, de South Riding, Virginia) y el Suroeste (Eastbank Little League, de River Ridge, Louisiana).

ESPN está allí con sus cámaras. Grandes medios de comunicación han enviado reporteros, para seguir las acciones de esta singular justa, nacida en 1947, recién finalizada la Segunda Guerra Mundial y en los albores apenas de la Guerra Fría. Sí, tan lejos en el tiempo está el comienzo de esta cita llena de esfuerzo y sonrisas. Decenas de países han desaparecido desde entonces, dando origen a nuevas banderas y fronteras (¿alguien recuerda a la Unión Soviética o Yugoslavia?) y la Serie Mundial de Pequeñas Ligas persiste en su frescor.

Jurickson Profar, actual segunda base de los Atléticos en la gran carpa, jugó y ganó la edición de 2004 con la novena de Curazao. Su hermano Jurdrick es parte del conjunto insular actual. Es una tradición de familia. Juremi, el hermano del medio, estuvo en Williamsport dos veces, en 2007 y 2008.

La página oficial de la competencia recoge tanta información, entrevistas y testimonios gráficos como podría verse hoy en los portales de los principales diarios sobre la MLB. Hay un hashtag para seguir la información en las redes sociales (#LLWS), las tribunas se llenan de público y grandes patrocinadores están involucrados.

Nueva Inglaterra estuvo presente a través del club de la pequeña liga de Barrington, Rhode Island. Y Boston, en particular, tuvo un pequeño capítulo protagónico, al revelarse esta semana los resultados de la encuesta realizada cada año entre los chicos que participan en la competencia. Mookie Betts, el reinante Jugador Más Valioso de la Liga Americana, es uno de los tres grandeligas más populares para la muchachada, a la zaga del boricua Báez y de Mike Trout.

Puede ser que algunos de estos jóvenes entre 10 y 12 años de edad sean sus compañeros algún día. Es parte del sueño que les ha reunido en los diamantes de Pennsylvania.

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