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Trump cena con Slim mientras relaciones con líderes mexicanos mejoran

En los últimos días de su campaña, Donald Trump vilipendió a uno de los hombres más ricos del mundo, el multimillonario mexicano Carlos Slim, al acusarlo de ser parte de una cábala global que conspiraba para extinguir su populista candidatura presidencial.

Sin embargo, durante el fin de semana, Slim viajó a Mar-a-Lago, una propiedad de Trump en Palm Beach, Florida, para lo que el presidente electo describió como “una cena encantadora con un hombre maravilloso”.

El gesto de pacificación ─la culminación de semanas de comunicaciones secretas que incluyó una visita secreta a la Ciudad de México por un enviado de Trump─ señala un posible deshielo entre Trump y la élite política y comercial de México, a quien había utilizado implacablemente durante toda su campaña.

Las comunicaciones despertaron las esperanzas en la comunidad empresarial mexicana que Trump podría reconsiderar su voto de romper el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA en inglés) y ser persuadido a adoptar políticas migratorias y económicas menos duras, que fueron las piedras angulares de su campaña.

Larry Rubin, presidente de la Sociedad Americana de México y un enlace clave entre funcionarios republicanos en Estados Unidos y líderes mexicanos, dijo que Trump y su equipo están forjando una mejor comprensión de los intereses económicos que los dos países comparten.

“Lo que el presidente electo Trump quiere hacer al acercarse a la comunidad empresarial mexicana tiene un impacto no sólo nacional, sino regionalmente con América Latina y abre las puertas para buenas relaciones comerciales en general”, dijo Rubin, que es uno de los varios candidatos a servir como embajador de Trump en México. “Cuanto más cercana esté la administración a las empresas y gobiernos de México y de la región, mejor para Estados Unidos”.

Pero Trump no ha hecho ninguna declaración de que cambiará sus políticas migratorias o comerciales, y ante cualquier flexibilización correría el riesgo de enojar a sus principales partidarios.

El sábado, apenas horas antes de su cena con Slim, Trump efectuó la última aparición de su gira de agradecimiento en Mobile, Alabama, y la multitud cantó: “¡Construya ese muro!”

“No se preocupen, vamos a construir el muro”, dijo Trump, reiterando su promesa de erigir un muro a lo largo de la frontera entre Estados Unidos y México para evitar la entrada de inmigrantes indocumentados y hacer que México pague por eso.

La cena de Trump y Slim fue diseñada para abrir una línea amistosa de comunicación en lugar de ahondar en los detalles de política, de acuerdo con personas informadas sobre las discusiones.

La visita de Slim a Mar-a-Lago se produjo después de que Corey Lewandowski, ex gerente de campaña de Trump y quien sigue siendo una persona de confianza del presidente electo, visitó silenciosamente la Ciudad de México el 9 de diciembre para reunirse con Slim.

Después de las elecciones, Slim se conectó con Lewandowski ─alguien a quien consideraba cercano a Trump pero no como un miembro formal de su personal─ e hizo arreglos para discutir asuntos comerciales, económicos y de otro tipo, de acuerdo con personas con conocimiento de la reunión.

Slim ha sido durante mucho tiempo la figura dominante en la comunidad empresarial de México. Tiene un patrimonio neto estimado en 77.000 millones de dólares, según el récord más reciente de la revista Forbes. Controla la mayor compañía de telecomunicaciones de América Latina, América Móvil, y está involucrado en actividades bancarias, construcción, negocios al por menor, salud y petróleo, entre otros. Slim también es el mayor inversionista individual en New York Times Co.

La reunión de Trump con Slim es el último ejemplo de conciliación del presidente electo con antiguos enemigos, siendo Mitt Romney, candidato presidencial del Partido Republicano en 2012, el adversario más prominente puesto que había liderado la resistencia republicana a la candidatura de Trump pero terminó convirtiéndose en candidato a secretario de Estado.

Durante la campaña, Slim criticó fuertemente la retórica de Trump sobre los mexicoamericanos, así como sus planes de renegociar el TLCAN y construir el muro fronterizo. Slim dijo que el arancel propuesto por Trump sobre las importaciones “destruiría” la economía estadounidense.

Trump a su vez acusó a Slim de ayudar a promover a su oponente demócrata, Hillary Clinton, y lo acusó de ser parte de una conspiración global. En una manifestación el 14 de octubre pasado, Trump atacó a Slim personalmente y acusó a los periodistas del Times de ser “cabilderos corporativos de Carlos Slim”.

La disputa de Trump con Slim data del comienzo de su campaña. En el discurso de junio de 2015, cuando anunció su candidatura, los comentarios de Trump sobre inmigrantes mexicanos indocumentados que eran criminales y violadores desataron un intenso furor. Una compañía de televisión controlada por Slim canceló un proyecto que había estado trabajando con la compañía de Trump, y el portavoz de Slim dijo que Trump era “de mente cerrada” y sus comentarios estaban “totalmente fuera de lugar”.


El multimillonario Carlos Slim, aquí el 15 de junio, se reunió con el presidente electo Donald Trump en Mar-a-lago, en Palm Beach, Florida, el pasado fin de semana.

Bloomberg photo by Susana Gonzalez

El multimillonario Carlos Slim, aquí el 15 de junio, se reunió con el presidente electo Donald Trump en Mar-a-lago, en Palm Beach, Florida, el pasado fin de semana.

En ese entonces, Trump le dijo a sus amigos que creía que Slim, quien una vez tuvo una relación de negocios con el candidato rival, el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, ayudó a orquestar la reacción pública en su contra.

“Él cree que Carlos Slim estaba detrás de muchos de sus problemas”, dijo un amigo de Trump, quien habló bajo la condición de anonimato para ser sincero. Esta persona sugirió que Trump ve un beneficio en la cena del sábado: “Quiere neutralizarlo”.

Después de la inesperada victoria de Trump, el tono de Slim hacia el presidente electo cambió. En comentarios recientes, Slim ha hablado con optimismo sobre la presidencia de Trump. “Si Trump es capaz de hacer crecer la economía y el empleo en Estados Unidos, eso sería fantástico para México”, dijo Slim en un foro de negocios.

El cambio de parecer de Slim se produce cuando el gobierno mexicano está llevando a cabo un extenso esfuerzo para preservar el TLCAN, demostrando el valor de México para la economía de los Estados Unidos. Desde la victoria de Trump, los diplomáticos mexicanos han tratado de difundir el mensaje a los inmigrantes, a través de la red de 50 consulados en Estados Unidos, sobre sus derechos y protecciones legales.

El gobierno mexicano ha reclutado a ejecutivos de negocios en ambos países para hablar sobre los beneficios económicos del libre comercio, lo que un funcionario mexicano describió como “el idioma que habla el nuevo presidente: acuerdos y visión empresarial”.

Las autoridades mexicanas se han preparado para discutir el TLCAN, o cualquier otro tema, con la administración entrante. Pero también han subrayado que todavía no saben qué políticas Trump pretende implementar.

“La verdad es que ahora mismo ni siquiera tenemos una mesa de negociación”, dijo Paulo Carreño, subsecretario de Relaciones Exteriores de México para Asuntos Norteamericanos, en una entrevista reciente.

Carreño dijo que, aunque la elección de Trump ha presentado desafíos para México, el gobierno sigue “cautelosamente optimista” sobre las perspectivas de la relación bilateral.

Carlos Sada, embajador de México en Estados Unidos, dijo en un discurso la semana pasada ante el Consejo de las Américas que su país “trabajará para encontrar puntos en común con la próxima administración estadounidense”.

“Además de mis esfuerzos básicos para conocer mejor el carácter del presidente electo de Estados Unidos, tenemos que reconocer seriamente la coyuntura en la que nos encontramos hoy: o la capitalizamos y la transformamos en oportunidad por el bien de una nueva etapa de nuestra integración y crecimiento compartido o nos arriesgamos a un gran revés”, añadió Sada.

Un grupo de directores ejecutivos de ambos países se reunió recientemente en la Ciudad de México para una cumbre de políticas públicas presidida por Tom Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos; John Rice, vicepresidente de General Electric; Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, consejo empresarial mexicano del sector privado; y Armando Garza, presidente de Alfa, un conglomerado multinacional con sede en México.

El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y varios de sus ministros asistieron a la sesión, donde los líderes empresariales discutieron el impacto de la elección de Trump en el comercio transfronterizo y otras cuestiones económicas, según personas familiarizadas con la reunión.

Earl Anthony Wayne, ex embajador de Estados Unidos en México durante la administración del presidente Barack Obama, dijo que hay “mucha preocupación y un deseo de encontrar un camino positivo”.

“El comercio transfronterizo equivale a un millón de dólares por minuto”, dijo Wayne. “Los presidentes de las compañías están muy interesados en preservar lo que ven como relaciones mutuamente benéficas, hay mucha atención a cuáles serán las políticas y el deseo de tener un diálogo con quien quiera que sean los nuevos funcionarios”.

En el mes de agosto, Trump hizo una vistosa visita a la Ciudad de México para reunirse con el presidente Peña Nieto, donde el entonces candidato fue inusualmente sutil y de tono cooperativo. Trump dijo en una conferencia de prensa conjunta ese día que él y Peña Nieto no discutieron quién pagaría por su propuesta sobre el muro fronterizo, a pesar de que durante su campaña dijo que obligaría a México a pagar la factura.

La marca de Slim se puede ver por toda la ciudad de México, desde el resplandeciente Museo Soumaya, un edificio en forma de reloj de arena hecho de baldosas de aluminio y con el nombre de su difunta esposa, hasta los grandes almacenes por departamento Sanborns. Su riqueza representa una parte notable del producto interno bruto del país.

En una aparición en 2013 en “Late Show With David Letterman” de CBS, Trump le dijo al anfitrión que Slim era un “buen chico” con “mucho dinero”.

Sin embargo, cuando Letterman detalló la imponente naturaleza de la fortuna de Slim, Trump sonrió. “No me siento tan bien cuando mencionas a Carlos Slim”, dijo, “pero está bien”.

(Partlow reportó desde Tijuana, México. Karen DeYoung contribuyó con este reporte desde Washington).

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