COMPARTE

Estaba acurrucada en una butaca de mi café local, cuando un adolescente ocupó la mesa de al lado.

Era como otros miles de jóvenes, entre ellos mis dos hijos, de la comunidad: vestido con jeans que parecían caerse y que vienen ya con manchas y arrugas de uso prefabricadas, un buzo con capucha demasiado grande y zapatillas de patineta.

La cosa se puso interesante cuando el gerente acercó una silla e inició una entrevista formal de trabajo.

Tirado en su asiento, el joven entrevistado contestó una serie de preguntas habituales de entrevistas en oraciones incompletas. Se miraba las manos mientras comía chicle. El gerente tenía varias inquietudes relativas a la solicitud escrita, que aparentemente el joven había completado incorrectamente, y resultó también que no había traído ninguna forma de identificación legal.

Fue una de las peores entrevistas de trabajo que yo haya visto. Aunque no es algo tan fuera de lo común –todo el que contrata gente sabe que algunos candidatos están más preparados que otros– me sentí triste por este joven y alarmada en cuanto al futuro de nuestro país.

Aquí estaba este aparentemente buen chico, buscando trabajo en el peor entorno laboral para adolescentes en, por lo menos, medio siglo. Según la Oficina de estadísticas laborales, sólo el 48,8 por ciento de las personas entre 16 y 24 años fue empleado en julio de 2011, mes típico por contar con la mayor cantidad de puestos de trabajo para jóvenes. Esa tasa es la menor registrada desde 1948, cuando la oficina comenzó a recoger dichos datos. Y, claramente, este joven no tenía ni idea de cómo manejar la situación.

Los trucos y la información que los adultos que han estado en la fuerza laboral durante unos años deberían saber de memoria –vestirse profesionalmente, estar preparado para contestar preguntas abiertas con pensamientos completos, mirar a los ojos, dar la mano firmemente, dar las gracias– estaban totalmente fuera de la cabeza de este joven.

Con la excepción de nuestra forma de vestir cotidiana, éstas son las conductas esenciales simplemente para andar por la vida –el mínimo requerido para interactuar y comunicarse con éxito con los demás.

Entonces, ¿quién tiene la culpa de la incapacidad de este joven para conducirse fuera del círculo de sus amigos y familia? ¿Podemos acusar a sus padres por no enseñarle cómo hablar a los adultos, a las escuelas por no preparar a los estudiantes para una entrevista laboral básica, o a la sociedad por no reforzar una conducta de comunicación eficaz?

En realidad, la culpa es de todos los mencionados. Aunque nos gustaría imaginar que las escuelas, familias y mentores de la comunidad pasan destrezas profesionales básicas a los jóvenes, probablemente es exagerado pensar que pueden hacerlo.

«Hasta a los estudiantes a punto de graduarse de la universidad no se les han enseñado estas sutilezas. Los académicos, especialmente en el ámbito post-secundario, parecen pensar que está por debajo de su nivel enseñar hábitos básicos para buscar trabajo», me expresó en un mensaje electrónico Katharine Hamsen, doctora en conducta organizativa y editora del boletín para los que buscan trabajo, Quintessential Careers.

«Los mismos padres, en muchas ocasiones, no están bien informados sobre cómo buscar trabajo. Debido a la necesidad de reforzar verdaderamente la información sobre la búsqueda de empleo entre los jóvenes –para que realmente la aprendan– estoy convencida de que una combinación de padres, maestros y líderes comunitarios sería ideal.

Pero algunas de esas entidades deberán aprender, ellas mismas, los aspectos básicos de la búsqueda de trabajo (y) de las entrevistas».

Tariq Saqqaf, director del programa juvenil de Common Wealth Development, una entidad sin fines de lucro de Madison, Wisconsin, que capacita a estudiantes de bajos ingresos para obtener sus primeros puestos de trabajo y triunfar en ellos, se hizo eco de la opinión de Hansen y agregó que este asunto va mucho más allá de

COMPARTE
ÚLTIMAS NOTICIAS

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *