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Las organizaciones sin fines de lucro como inversionistas de impacto: cómo alinear nuestras finanzas con nuestra misión

Latina dueña de negocio
Desde 2013, el Fondo II de Boston Impact Initiative ha invertido más de $12 millones en más de 70 empresas, de las cuales más de dos tercios son propiedad e personas de color. Estas compañías y empresas sociales emplean a más de 1.000 personas, de las cuales el 76% son personas de color y el 58% mujeres, y realizan valiosas contribuciones diarias en todos los ámbitos, desde la educación y el cuidado de la salud hasta la energía limpia. | FOTO: Freepik

Este artículo está disponible en inglés en The Boston Business Journal. This piece is available in English in The Boston Business Journal.

El mercado de la inversión de impacto ha crecido drásticamente en los últimos años. Alcanzó los US$1,164 billones (trillones/trillion en inglés) a finales de 2021, según la Global Impact Investing Network – o los $18,4 billones incluyendo todas las inversiones con estándares medioambientales, sociales y de gobernanza.

Betty Francisco es directora ejecutiva de Boston Impact Initiative Fund. Eric Leslie es el fundador y organizador principal de Union Capital Boston. | FOTO: Cortesía

Es una buena noticia para un mundo que necesita urgentemente un cambio transformador. Sin embargo, la inmensa mayoría de las inversiones siguen apoyando los negocios de forma tradicional: ganancias a costa de las comunidades locales. En este escenario las organizaciones sin fines de lucro deben romper el status quo. Instamos a las organizaciones sin fines de lucro a poner su dinero al servicio de la justicia en todas sus formas mediante la inversión en fondos de impacto alineados con los valores.

Las organizaciones sin fines de lucro son capaces de causar daño con su dinero. Dirigentes e instituciones con las mejores intenciones pueden tener su dinero invertido en actividades que entran en conflicto con sus valores: ya sea que se trate de una fundación que posee acciones de cárceles privadas o de empresas de combustibles fósiles, o de una dotación universitaria invertida en renta variable centrada únicamente en la rentabilidad financiera.

En todo el sector sin fines de lucro se reconoce cada vez más que nuestras prácticas financieras deben ser coherentes con nuestra misión, pero más que eso, podemos ampliar nuestro impacto. Es cierto que las organizaciones sin fines de lucro pequeñas no suelen tener grandes dotaciones. En todo el país, más de la mitad de las organizaciones sin fines de lucro tenían activos inferiores a $1 millón en 2019, y casi dos de cada cinco tenían menos de $500.000. Sin embargo, juntas estas organizaciones sin fines de lucro sumaban más de $20 mil millones en efectivo, ahorros e inversiones financieras.

Se trata de dinero real, pero en la actualidad gran parte de este dinero está depositado en cuentas bancarias que devengan modestas tasas de interés o se invierte en instrumentos financieros convencionales como fondos de inversión. Los fondos de impacto presentan un nuevo vehículo para obtener la rentabilidad financiera y el desarrollo que tan desesperadamente necesitan nuestros barrios.

En Union Capital Boston (UCB) decidimos hablar con nuestros dólares al salir en busca de un fondo de impacto comunitario que apoye las inversiones en empresas locales propiedad de personas de color; y tú también puedes hacerlo.

La misión de UCB es transformar el capital social en oportunidades al recompensar el compromiso con la comunidad. Combinamos tecnología, desarrollo de relaciones e incentivos económicos para el compromiso cívico con el fin de reforzar las redes, crear capital social y conectar a las personas y a las comunidades con las nuevas oportunidades.

Nuestra Junta Directiva había estado buscando oportunidades para invertir más capital en iniciativas que se alinearan con el trabajo de UCB y ofrecieran beneficios financieros. Encontramos ese socio alineado con nuestra misión en Boston Impact Initiative (BII), un estrecho colaborador que acababa de lanzar el Fondo II.

No fue tarea fácil encontrar al socio adecuado para la inversión de impacto. Las oportunidades de inversión privada de impacto suelen estar reservadas para personas y organizaciones adineradas, lo que excluye a la mayoría de las organizaciones sin fines de lucro. Además, las contribuciones financieras específicas sólo llegan hasta cierto punto. Los empresarios y líderes de color necesitan un apoyo sólido por parte de los fondos, como la creación de redes peer-to-peer, el acceso a los responsables políticos, a recursos como la asistencia técnica y los conocimientos que aportan los asesores experimentados.

BII tenía sentido, por sus raíces en Boston, su enfoque de capital integrado y su foco puesto en la justicia racial y económica. Como fondo de inversión de impacto sin fines de lucro, BII está democratizando la inversión de impacto para organizaciones comunitarias como UCB y residentes locales, quienes pueden participar con tan sólo $1.000 mediante un pagaré comunitario. BII se aseguró de que los tenedores de pagarés comunitarios tuvieran la posición más segura y los mayores rendimientos.

. Los empresarios y líderes de color necesitan un apoyo sólido por parte de los fondos, como la creación de redes peer-to-peer, el acceso a los responsables políticos, a recursos como la asistencia técnica y los conocimientos que aportan los asesores experimentados. | FOTO: Image by tonodiaz on Freepik

Desde 2013, el fondo ha invertido más de $12 millones en más de 70 empresas, de las cuales más de dos tercios son propiedad de personas de color (incluidas todas las del Fondo II). Estas compañías y empresas sociales emplean a más de 1.000 personas, de las cuales el 76% son personas de color y el 58% mujeres, y realizan valiosas contribuciones diarias en todos los ámbitos, desde la educación y el cuidado de la salud hasta la energía limpia.

Además, el fondo proporciona los recursos completos que buscaba UCB, como capital social y político, y cuenta con el apoyo local. Dos empresas dirigidas por miembros del consejo de UCB, EmVision Productions y Boston While Black, forman parte de la cartera de BII, lo que significa una marcada confianza.

Vemos un enorme potencial para el cambio de capital que UCB y BII han diseñado porque es el giro necesario para apoyar el cambio sistémico en Boston y en todo el país. Cada vez hay más fondos de inversión de impacto que buscan construir un mundo más justo, equitativo y sostenible, cada uno con sus propias prioridades y enfoque geográfico. La última lista IA50 de ImpactAssets, por ejemplo, incluye fondos centrados en todos los ámbitos, desde las microfinanzas para el acceso al agua y saneamiento hasta la equidad racial y la transición ecológica.

Por su parte, las listas anuales Transformative 25 destacan los fondos que adoptan un enfoque de capital integrado como el de BII, que ya apoyen a empresarios nativos americanos, empresas sociales que emplean a ciudadanos que han regresado o inversiones en ciudades o regiones específicas. En BII también hemos creado nuestra propia cohorte de gestores de fondos emergentes, que están haciendo un trabajo impresionante en todo EE.UU. y necesitan inversión para lanzar sus fondos de forma sostenible.

Las organizaciones sin fines de lucro tendrán diferentes criterios para sus inversiones, pero un factor debe ser universal: que no se dé prioridad a los beneficios financieros a expensas del impacto social y medioambiental. Incluso las organizaciones sin fines de lucro con activos modestos pueden tomar medidas para alinear sus finanzas con su misión. En el mundo actual, el dinero es poder. Utilicemos nuestro poder para hacer el bien.

Betty Francisco es directora ejecutiva de Boston Impact Initiative Fund. Eric Leslie es el fundador y organizador principal de Union Capital Boston.

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