Captura de MLB Network
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Miguel Cabrera ya es miembro del club de los 500 jonrones. Este domingo, finalmente, completó esa gran meta que perseguía. Es una cifra redonda, que hasta no mucho representaba una cuesta casi imposible de escalar en la MLB. Y aunque la ya finalizada Era de los Esteroides nos hizo parecer que la hazaña podía ser fácil, hoy sigue marcando un hito, sobre todo para un bateador como el venezolano.

Cabrera, no lo olvidemos, es un aporreador, sí. Pero su mayor virtud en las Grandes Ligas han sido el contacto, la disciplina y regularidad con el madero.

Desde siempre han existido los bombarderos. Pero en este caso particular estamos ante una rara avis, un caso excepcional, que pocas veces se ve.

Es, para empezar, uno de los 10 ganadores de la Triple Corona en el Big Show. Y en ese grupo de leyendas, solo cinco alcanzaron los 500 cuadrangulares. Son Ted Williams, Mickey Mantle, Jimmy Foxx, Frank Robinson y Cabrera. Los primeros cuatro están en el Salón de la Fama, donde ya están esperando al nativo de Maracay.

Pero además es un bateador de .300 de por vida. Lo que permite explorar cuán especial es este toletero derecho que desde 2003 cosecha elogios y aplausos.

Cabrera batea para .311 después de 19 temporadas. Los únicos otros con 500 vuelacercas y .300 con el madero son Williams, Foxx, Hank Aaron, Babe Ruth, Willie Mays, Manny Ramírez, Frank Thomas, Mel Ott y el venezolano.

Todos ellos tienen una placa en Cooperstown, menos Ramírez. Dos veces resultó positivo en pruebas antidopaje, el dominicano, por lo que es improbable que algún día logre su exaltación al templo de los inmortales. Pero da igual, lo reducido del listado ratifica la rareza que representa el aragüeño en los 150 años de existencia de las Ligas Mayores.

Cuando Cabrera alcance los 3.000 hits –a finales de esta campaña o comienzos de la próxima– se convertirá en el tercero de un conteo todavía más reducido. Hasta ahora, apenas Aaron y Mays han logrado combinar 500 jonrones, 3.000 imparables y .300 de average.

Pero el inicialista de los Tigres de Detroit está a punto de completar también los 600 dobletes. Y eso le dejará junto a Aaron como los únicos toleteros en la historia con la combinación de contacto, regularidad y poder tales como para poner todos esos números en la parte trasera de sus barajitas: 500, 3.000, 600 y .300.

No es de extrañar que muchos le traten ya como una leyenda.

Es por todo eso que el medio millar de cuadrangulares de Cabrera tiene tanta significación. Lo que acaba de completar es verdaderamente único. Es un cuatro veces campeón de bateo, que además se ha consagrado como legítimo bombardero.

El club de 28 jugadores, del que ahora forma parte, es una microscópica porción de los 22.504 peloteros que han alcanzado el estatus de bigleaguers. Representa 0,1 por ciento de todos los que han saltado a un terreno en la Gran Carpa, desde 1871 hasta hoy. Y la membresía pudiera ser mucho más pequeña si no se tomaran en consideración los 7 nombres que quedaron asociados para siempre con el dopaje.

Decenas de equipos querían firmar a Cabrera en 1999, cuando dio el salto a la MLB con los Marlins de Florida, a los 16 años de nacido. En su primer juego arriba, el 20 de junio de 2003, consiguió también su primer indiscutible… y fue jonrón.

Muy pocos lo presentíamos. Pero aquel tablazo era el aviso de que algo muy grande estaba comenzando. Fue una verdadera ópera prima para quien ya puede ser visto, sin asomo de dudas, como uno de los maderos mejores y más completos en la historia del beisbol.

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