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Durante un reciente debate con los candidatos a la gobernación, el republicano Charlie Baker contó una historia que llamó mi atención. Dijo que durante un recorrido con un sargento de la policía en Dorchester, vio familias que el sargento conocía divirtiéndose en un parque y concluyó: «nosotros tenemos que incorporarnos — como seres humanos — en estas comunidades, para que la gente entienda que no sólo nos preocupamos por ellos, sino que entendemos de dónde vienen».

Supongo que el «nosotros» al que se refiere Charlie Baker son los oficiales electos y funcionarios del gobierno, que en mi opinión debieran estar haciendo precisamente eso: acercándose a los residentes, escuchando atentamente las necesidades de la comunidad y facilitando soluciones para atenderlas. Aunque su respuesta «compasiva» suena razonable, debería preocuparnos el saber si Baker “ve” o “entiende” a nuestras comunidades diversas de forma diferente y si tiene propuestas para abordar los problemas que nos afectan.

Las familias de comunidades diversas a través de Massachusetts hacen lo que hacen todas las familias: Ir al parque, celebrar y jugar al fútbol. Muchas familias están bien, pero muchas viven en pobreza y marginación y necesitan apoyo de agencias de gobierno, iglesias, organizaciones benéficas y otros para superar barreras que les impiden lograr su autosuficiencia. Me preocupa el hecho de que Baker identifica como una de sus principales prioridades el reformar el sistema de bienestar o asistencia gubernamental y reducir el fraude en este sistema. ¿Realmente es la asistencia a familias pobres una de sus prioridades? Baker alega que sí, pero sólo si se ofrece con límites de tiempo y si las familias cumplen con numerosos requisitos de trabajo o educación para mantener los beneficios. Su insistencia en reducir el fraude en este sistema hace pensar que es un gran problema que tiene al estado al borde de la quiebra, cuando en realidad no es así. Ciertamente se necesitan mejoras administrativas e incentivos para el trabajo y el estudio, pero estas no son las soluciones estructurales y sistémicas que ayudarán a las familias de bajos ingresos, a las comunidades de color o las comunidades inmigrantes a lograr un progreso económico amplio y acelerado.

La insistencia de Baker en reformar el sistema de bienestar hace eco de soluciones que tienen por lo menos 20 años y harían que el estado se dedique al manejo intensivo de casos individuales de los recipientes de asistencia gubernamental. Aunque trabajemos incansablemente para asegurarnos que estas familias superen sus retos personales, para que la receta de Baker funcione necesitaríamos condiciones económicas que permitan a estos recipientes encontrar un trabajo bien pagado y vivienda asequible, en un barrio seguro, con un ambiente limpio y buenas escuelas para sus hijos. Sinceramente espero que el Sr. Baker esté proponiendo soluciones integrales para que nuestras familias en comunidades diversas tengan acceso real a un buen nivel de vida en medio de las condiciones económicas que tenemos actualmente. Basado en el relato sobre su experiencia en Dorchester, no estoy convencida de que Baker “entienda” que las necesidades de nuestra comunidad van más allá de la «reforma del bienestar social.”

Desafortunadamente, muchos oficiales electos y funcionarios del gobierno rutinariamente no «ven» o «entienden» las múltiples fuerzas sociales y económicas que afectan a nuestras comunidades diversas. Nuestras comunidades necesitan más que caridad, compasión y buenas intenciones para salir adelante dada la magnitud de las desigualdades históricas en el ingreso, riqueza, salud y educación. El hecho de que algunos de nosotros hayamos tenido el privilegio de convertirnos en profesionales no significa que nuestros niños inmigrantes y de color no continúen siendo disuadidos de tomar cursos avanzados en la escuela secundaria o de solicitar admisión a la universidad. Muchas de nuestras familias están al borde de ser desplazadas o de convertirse en personas sin hogar, mientras viven en apartamentos hacinados y en malas condiciones que apenas pueden pagar. En mi barrio de East Boston, la única manera de lidiar con un aumento promedio en la renta de 31% anual es combinando los salarios bajos de varios trabajadores en el hogar, muchos de ellos trabajando incluso 12-15 horas diarias. Los apartamentos de lujo que están construyendo frente a la bahía prometen edificios bonitos por $3,000 dólares al mes, pero estos sólo acelerarán el desplazamiento de personas de color e inmigrantes en mi barrio, posiblemente incluyéndome a mí.

Muchos líderes públicos y privados dicen que el mercado dicta las pautas de la economía, que no se puede hacer nada y eso es lo único que ellos «ven» o «entienden.” Cuando estas comunidades diversas albergan a la mano de obra que opera el aeropuerto y numerosas pequeñas empresas, la mano de obra que limpia oficinas y edificios y maneja cocinas de los restaurantes por todo Boston, así como innumerables profesionales y estudiantes, entonces podemos entender cuánto estas comunidades y todo Massachusetts pierden en términos humanos si no contamos con inversiones en educación pre-escolar, desarrollo sostenible, vivienda asequible, licencia por enfermedad, aumento en el salario mínimo e igualdad en la paga entre hombres y mujeres. Para creer que candidatos como Baker realmente quieren mejorar dramáticamente las condiciones económicas y sociales de nuestras comunidades diversas, merecemos poder «ver» y «entender» propuestas con soluciones más ambiciosas e integrales que propicien el progreso de comunidades enteras, más allá de enfocarse solamente en la reforma del bienestar social.

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