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Mantén tus resoluciones de año nuevo para estar en forma y en salud

Hay algo especial acerca del año nuevo que es tan prometedor. Es el momento perfecto para muchas personas hacer borrón y cuenta nueva, reevaluar lo que no está funcionando para ellos y comenzar nuevas metas especialmente cuando se trata de su salud y de estar en forma. Desafortunadamente, según el investigador Richard Wiseman, el 88% de las personas fracasan. Aquí te ofrezco tres consejos para que te asegures de no convertirte en otra estadística este año.

Es un estilo de vida, no una dieta.

Es genial ver el gimnasio lleno de gente cada enero, pero ¿por qué comienza a vaciarse al llegar febrero? Muchas personas se inscriben en estos maravillosos programas y dietas con la mejor de las intenciones, pero no son capaces de manterlos a largo plazo. La mejor manera de hacerlo, es hacerlo poco a poco. Si nunca te has ejercitado antes, en vez de ir al gimnasio cada día, trata ir tres veces por semana. La mayoría de los gimnasios te dejan probar a los entrenadores personales de gratis.

Pregúntales cómo funciona cada una de las máquinas. Cuando vayas de compras al supermercado, involucra a tus hijos. Haz que elijan nuevas frutas o vegetales que tu familia probará esa semana. Prepara versiones más saludables de tus platos favoritos y no tengas miedo de experimentar.

Sé responsable contigo misma.

Escribe cuáles son tus metas a corto y largo plazo, se tan específica como puedas y date un tiempo realista para lograrlas. Visualízate alcanzando estas metas. Comparte con una amiga o familiar en quien confíes las cosas que te sientas cómoda de compartir. Sé honesta acerca del por qué realmente quieres que este sea tu año. Cuando otros pueden ver qué tan importante es esto para ti, ellos pueden darte ese pequeño empujoncito que necesitas para mantenerte enfocada. Piensa en lo que significaría para ti, tu salud y tu familia el que finalmente alcances tus metas. Reconoce tus excusas como el no tener suficiente tiempo, o el estar ocupada, y encuentra la forma de hacerlo de cualquier manera.

Celebra cada logro sin importar qué tan pequeño sea.

Recuerda que nada ni nadie es perfecto, y que siempre habrá días en donde hagas todo lo que estás supuesta a hacer, y días en los que sólo quieres renunciar. Eso es parte del proceso, e incluso los pequeños fracasos son parte del éxito. Una vez que comiences el hábito de reconocer todas las cosas buenas que estás logrando, se vuelve más fácil ignorar las pequeñas derrotas que nos pasan a todos.

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