Ante la segunda juramentación del Presidente Obama vale la pena recordar esta historia que nos viene de la Unión Soviética. Se cuenta que en Rusia en 1964 se llevó a cabo una reunión secreta entre el mandatario soviético Nikita Kruschev y su sucesor Leonid Brezhnev. Según la historia, Kruschev, viéndose obligado a resignar su posición tras haber perdido el apoyo del Partido Comunista, recibió a Brezhnev en su majestuosa oficina en el Kremlin, justo antes de comenzar su período de exilio postpresidencial en el interior del país.
Dejando a un lado los desacuerdos políticos y la rivalidad que había marcado la relación entre los dos viejos amigos durante los últimos años, Kruschev le presentó dos sobres sellados a Brezhnev y le aconsejó de la siguiente forma:
“Camarada, cuando llegues a la primera crisis de tu administración y sientas que tu posición está en peligro, abre el primer sobre y lee su contenido. Te dirá cómo superarla. Luego, cuando llegues a la segunda crisis, abre el segundo y nuevamente sigue con cuidado sus instruccionesâ€.
Justo como había predicho el viejo comunista, pocos años después de dicha reunión, Brezhnev se encontró enfrentado una profunda crisis política, aislado del apoyo partidista y sin salida clara ni opciones buenas. Recordando los sobres de Kruschev, desenterró el primero de sus gavetas y leyó las primeras instrucciones dejadas por su mentor: “cúlpame a míâ€.
Siguiendo a este consejo, Brezhnev logró sobrevivir la tormenta y mantener su posición. Muchos años después, llegó una segunda crisis aún peor que la primera. Después de abrir el segundo sobre, el ruso quedó pasmado con las palabras que encontró: “Camarada, ya es hora de que escribas dos cartasâ€.
El mensaje de esta historia es bastante claro: todo político que asume un cargo nuevo, recibe carta blanca para utilizar las fallas de sus predecesores como absolución total una sola vez. Por ejemplo, Barack Obama ※quien sin duda heredó un desastre total de la administración previa- ha logrado trasmitirle un porcentaje importante del actual resentimiento popular al otro partido, algo que sin duda lo ayudó mucho en ser reelecto para otro mandato el pasado mes de noviembre. Felicito al Presidente, y celebro con ahínco su victoria, pero ya es hora de regresar la tarjetita al pilón y enterrar la primera carta de Kruschev.
Desde la administración de John F. Kennedy ※de hecho el némesis de Kruschev- no ha habido un presidente que llegue a ese importantísimo cargo impulsando con tanto entusiasmo, emoción e idealismo como Obama. Que el mundo imaginado por Kennedy y sus partidarios no se haya materializado, se entiende pues no lo logró por consecuencia de una bala asesina, pero si Obama falla al final de este segundo periodo y después de ocho años la responsabilidad no será de Bush sino de él y alguien leerá las cartas…