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A todas luces será una Súper Secuela.

Cuatro años después de que Nueva York sorprendió a la entonces invicta Nueva Inglaterra en el desierto de Arizona, los Patriots y los Giants vuelven en similar situación otra vez en el Super Bowl, ahora en Indianápolis.

Brady y Belichick. Eli y Coughlin. Ambos equipos avanzando en la postemporada, hasta enfrentarse de nuevo en el Super Bowl.

Nueva Inglaterra, que perdió 24-20 con Nueva York a principios de noviembre, aparece como favorito con tres puntos para el partido del 5 de febrero. Los Patriots han ganado 10 encuentros consecutivos, luego de perder, aunque parezca curioso, ante los Giants.

«Sabemos que son un equipo magnífico», dijo el quarterback de los Giants, Eli Manning. «Ya jugamos con ellos este año. Han estado jugando de maravilla recientemente. Celebremos esta noche, divirtámonos, y luego comencemos a prepararnos para ir a Indianápolis y jugar de lo mejor».

El territorio resulta conocido para Tom Brady y los Patriots (15-3), que disputan el Super Bowl por quinta ocasión en 11 años.

«Estar en esta situación es un momento estupendo», expresó el tacle Vince Wilfork, de los Patriots. «Hay que valorar este momento».

Ahora será la primera aparición de los Patriots desde que Manning y los Giants (12-7) destrozaron la campaña perfecta de Nueva Inglaterra en 2008. En aquel entonces, Nueva Inglaterra era la favorita con 12 puntos, pero la defensiva de Nueva York zarandeó a Brady, y Manning conectó con Plaxico Burress un agónico touchdown para conseguir el tercer Super Bowl de los Giants.

Ese touchdown llegó, por supuesto, pocos momentos después de una de las mayores jugadas en la historia de los playoffs: Manning escapó de unos cuantos defensivos de los Patriots y encontró a David Tyree, quien puso a Nueva York en posición de anotar cuando consiguió una espectacular recepción.

Nueva Inglaterra espera evitar este tipo de drama esta vez. A menos que esté a favor de los Patriots, como sucedió el domingo en el partido por el título de la Conferencia Americana.

Brady estuvo inusualmente mediocre en la victoria 23-20 de los Patriots ante Baltimore, lanzando para 239 yardas con dos intercepciones y, por primera vez en 36 partidos, sin pases de touchdown. Pero consiguió la ayuda de la tan denostada defensa de los Patriots, que logró algunas paradas cruciales en la recta final.

Algunos errores de los Ravens fueron también de gran ayuda, como la patada con la espinilla de 32 yardas que dio Billy Cundiff al intentar un gol de campo cuando quedaban 11 segundos por jugar, poco después Lee Evans tuviera una potencial jugada ganadora de touchdown pero le arrancaron el balón de las manos en la zona de anotación.

«Alegría infantil. Todo es como la alegría de un niño», dijo el linebacker Jerod Mayo. «Ayer por la noche me sentía como en la víspera de la Navidad y no tenía esa sensación desde hacía mucho tiempo».

Nueva Inglaterra ganó por última vez el Super Bowl en 2005, una larga sequía después de que los Patriots se llevaron a casa los trofeos Lombardi tres veces en cuatro años. Hay sólo un puñado de jugadores que quedan de ese equipo, con jugadores como Corey Dillon, Tedy Bruschi y Rodney Harrison reemplazados por jóvenes y recién llegados, como Mayo, Rob Gronkowski y Aaron Hernández.

Copyright 2012 The Associated Press.

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