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Joven empresaria mexicana combina su pasión y profesión en la joyería de plata

Por María Iñigo

A sus 26 años Perla Brito conquistó el sueño americano: ser dueña de su propio negocio, y su sueño personal, convidar a Boston un poco de la artesanía de su México natal.

Enclavada en el corazón de Harvard Square Tistik, la boutique de Brito, ofrece una vasta selección de joyería y accesorios hechos en México: joyas de plata y vidrio soplado, bolsas hechas a mano y artículos de decoración para el hogar. Contrastando con la nieve que se apila en las banquetas de Church Street, el ambiente dentro de la tienda es jovial, y los clientes son recibidos con una cálida bienvenida, que es lo que la palabra Tistik significa en el idioma maya.

Brito, siempre sonriente, recorre orgullosa los estantes de mercancía y habla de manera personal sobre cada uno de los artistas que hicieron las diferentes piezas y cuyas biografías se exponen al lado de sus respectivas colecciones.

«Para mí es muy importante que la gente sepa quién hace las cosas que están comprando», dice Brito. «Y también que estén conscientes del trabajo que se lleva el realizar cada pieza porque de otro modo la gente no lo aprecia».

Por este motivo, al fondo del establecimiento, un monitor proyecta imágenes de los artesanos trabajando, lo que hace evidente la ardua labor que realizan los artistas plateros.

El amor que Brito siente por la artesanía en plata va más allá de lo profesional, pues es oriunda de Taxco, en el estado mexicano de Guerrero, y nacida en una familia dedicada a la joyería en plata. Brito creció ayudando en La Linda de Taxco, la joyería que más de 50 años atrás fundara su abuelo, Julián Cuevas.

«Mi abuelo fundo la joyería durante el boom de la joyería en Taxco, empezó chiquita: dos mesitas, tres mesitas, y como le iba muy bien se empezó a expandir y ahora es una de las joyerías más importantes en Taxco», relata Brito.

Además de su familia, al haber nacido en Taxco, el núcleo social en que se desarrolló la actual empresaria está formado casi en su totalidad por gentes dedicadas a la joyería en plata. Dado su profundo conocimiento de éste material, Brito se sintió sorprendida al llegar a Estados Unidos y ver que la oferta de joyería de plata era muy reducida y a precios que le parecieron exorbitantes.

«Yo conozco lo que vale y conozco a quiénes lo hacen, y dije, yo quiero poner una joyería con cosas accesibles y diferentes», explica.

Con éste plan en mente, Brito estudió la carrera de Entrepreneurship and Marketing en la Universidad de Babson, y en junio del 2008 inauguró Tistik en Harvard Square. Al año y medio después, en noviembre de 2009, abrió una sucursal, Tistik en Legacy Place en Dedham.

«En Babson aprendí todo lo necesario para hacer algo por mi cuenta que es lo que yo siempre supe que quería hacer, la importancia de un plan de negocios, cómo conseguir dinero, cómo estructurarlo y cómo ser tu propio jefe», dice Brito.

Actualmente en sus dos boutiques Brito ofrece accesorios de calidad, de diseño tanto típico como vanguardista, a precios accesibles: «Tenemos cosas desde $6 hasta $350, pero la mayoría de nuestra mercancía no cuesta más de $100».

Aparte de operar un negocio exitoso, Brito se preocupa por siempre apoyar a grupos sociales en riesgo. Entre su mercancía se ofrecen bolsas hechas de materiales reciclados hechas por presos de la cárcel de Taxco para ayudar a sus familias, y espejos con marcos de vidrio hechos en Torreón por discapacitados y mujeres que huyen de la violencia doméstica.

«Me gusta involucrarme en proyectos socialmente responsables y, por medio de mi negocio, ayudar a la gente, igual que a mis artesanos, para mí no son sólo proveedores, también son amigos», dice Br

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