Los estudiantes llegaron y con ellos la basura. Televisores viejos, refrigeradoras destartaladas y sillones manchados de vino y cerveza se posan sobre las veredas de casi todos los vecindarios de la ciudad. Se trata de artículos que los estudiantes no desean en sus nuevas casas o que no pudieron vender o regalar y deben «abandonar» en la calle.