Por Walther Morales Rios
Senior Program Manager, Boston Impact Initiative
walther@bostonimpact.org
Muchas empresas latinas, especialmente aquellas que ya ofrecen servicios como construcción, instalación, mantenimiento o trabajos técnicos, están más cerca de lo que creen de aprovechar una nueva ola de oportunidades dentro de la economía de energía limpia. Este sector crece año con año, mueve miles de millones de dólares y necesita proveedores confiables que ya saben hacer el trabajo.
En Massachusetts, la energía limpia ya no es solo un tema ambiental. Es una prioridad económica. El estado está invirtiendo con fuerza para que viviendas, edificios, vehículos y sistemas sean más eficientes, más accesibles y menos contaminantes. ¿Por qué? Porque estos esfuerzos reducen los costos a largo plazo, mejoran la infraestructura y la calidad de vida de las personas, además de generar ahorros reales en sus bolsillos. Todo esto, a la vez, contribuye a cumplir con metas ambientales que ya están plasmadas en la ley. Esto está generando una demanda concreta para empresas locales capaces de ofrecer soluciones efectivas.
Y cuando hablamos de energía limpia, no nos referimos únicamente a paneles solares. Hablamos de una amplia gama de servicios y tecnologías que reducen el consumo de energía y modernizan el funcionamiento de nuestras ciudades. Incluye trabajos que muchos negocios latinos ya realizan: instalación de HVAC, electricidad, aislamiento, techado, pintura, construcción y más.
Entonces, ¿por qué aún no han ingresado más de estas empresas al sector? En parte por la percepción. Durante años, este campo ha parecido reservado para grandes compañías o proyectos muy complejos. Pero eso está cambiando. Hoy existen programas, recursos y procesos de contratación diseñados para dar acceso a empresas que, aunque no sean aún grandes, cuentan con la experiencia y el potencial para crecer. Lo que hace falta es información clara, una guía confiable y una estrategia sólida para entrar. La buena noticia es que ya hay caminos concretos para lograrlo.
Desde el 2010, Massachusetts ha invertido más de mil millones de dólares en este tipo de proyectos. Según el Massachusetts Clean Energy Center (MassCEC), este sector genera más de 14 mil millones de dólares al año y sostiene más de 100,000 empleos. Y no se detiene. Mientras en otras partes del país se debate el rumbo de estas políticas, Massachusetts sigue adelante con inversiones estables y alianzas público-privadas duraderas.
Este crecimiento ya está transformando negocios reales.
Valley Home Insulation, por ejemplo, brinda servicios de eficiencia energética a familias en comunidades latinas de Merrimack Valley. Tiene más de 30 empleados y ayuda a los hogares a reducir sus facturas de electricidad. Otro caso es Eco Auto, uno de los concesionarios de autos eléctricos e híbridos de más rápido crecimiento en Massachusetts. Ofrece vehículos accesibles, educación al consumidor y acceso a transporte limpio para comunidades con poco acceso a esta tecnología. Estos ejemplos demuestran que cuando los productos o servicios ayudan a ahorrar energía, reducir gastos o cumplir con nuevas regulaciones ambientales, no solo se genera un impacto positivo, sino también se generan nuevos ingresos, contratos e incluso inversión.
Lo que convierte estos servicios en parte de la economía de energía limpia no es el trabajo en sí, sino el propósito. Cuando estas actividades ayudan a reducir el consumo energético, mejorar la eficiencia o cumplir con nuevas regulaciones, se alinean con políticas que hoy mueven recursos, contratos y alianzas. Participar en ese tipo de proyectos abre la puerta a una red creciente de oportunidades respaldadas por inversión pública y privada.
Y es allí donde programas como el de GreenEdge Accelerator vienen a tomar un papel importante dentro del desarrollo económico del estado.GreenEdge es una aceleradora de negocios liderada por Boston Impact Initiative (BII), con el apoyo del MassCEC. Fue creada para apoyar a empresas lideradas por personas latinas, afroamericanas o mujeres que ya operan o quieran ingresar en el sector de energía limpia. El programa está dirigido a negocios con al menos dos empleados o ingresos anuales de 150,000 dólares o más, que quieran crecer de manera estructurada y con una estrategia clara.
Los participantes reciben asesoría personalizada, capacitación técnica, apoyo con certificaciones clave y orientación estratégica para acercarse con más confianza a oportunidades reales de contratos tanto del sector público como privado.
Además, al estar liderado por BII, los negocios que demuestren potencial de crecimiento, solidez y una visión alineada con la misión de la organización podrán ser referidos a su equipo de inversión. Esto representa una vía concreta, aunque no garantizada, para acceder a capital que impulse la siguiente etapa del negocio. En otras palabras: si las empresas participantes cumplen con los criterios de inversión, podrían ser consideradas para recibir financiamiento.
La participación es gratuita, pero selectiva. Las aplicaciones para el primer grupo cierran el 31 de julio de 2025. Más información en: https://greenedgema.org/es/apply/
Esto no se trata de tendencias pasajeras ni de frases de moda. Se trata de estar preparado cuando llegue el próximo contrato, el próximo cliente o la próxima oportunidad. Se trata de fortalecer su negocio y no dejar pasar algo que ya está en marcha.
Las empresas que hoy lideran sus sectores lo lograron porque supieron, a tiempo, hacia dónde iba el mercado. Hoy, esa oportunidad también está al alcance de muchas empresas latinas.
La pregunta ahora es: ¿Quiénes aprovecharán esta oportunidad?