Billy Ripken analiza en MLB Network la campaña y técnica de Luis Arráez / captura de MLB Network
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Es la semana de Luis Arráez. Y no debería ser la última, dado su talento y el ritmo ofensivo que está enseñando. Lo que ha hecho en los últimos siete días ha puesto a la MLB enteramente a sus pies.

El asombroso desfile del venezolano comenzó el sábado 3 de junio, cuando se convirtió en el primer bateador de los Marlins de Miami con una cosecha de 5 hits y 5 empujadas en el mismo juego.

Esa noche, impuso o igualó tres topes personales en su ascendente carrera. Porque, además de la media docena de cohetes y de remolques, largó 2 tubeyes entre sus batazos.

Arráez saltó de .374 a .390 con esa explosión. Y de pronto, comenzó a ser posible verle de nuevo sobre los .400 con el madero, predio que ocupó durante casi seis semanas, hasta el 9 de mayo, empezando el mismo Día Inaugural.

De inmediato saltaron las comparaciones, los registros, las pruebas de la casi inédita capacidad del nativo de San Felipe para ligar conexiones a tierra de nadie.

Sarah Langs, investigadora de MLB.com, puso uno de tantos ejemplos en su cuenta de Twitter, al completar Arráez los 62 encuentros. Con 100 choques por celebrar, no era mal momento para trazar una raya y jugar.

Su average de .401 para ese momento, el 6 de junio, era el noveno más elevado de todos los tiempos para toleteros con ese número de compromisos.

La lista es brillante. Siete de los ocho que aparecen por arriba de Arráez tienen una placa de bronce en el Salón de la Fama. La única excepción es Paul O’Neill, a quien los Yanquis de Nueva York retiraron el número y homenajearon en su Monument Park.

El venezolano se desató por completo en los días que siguieron a su consecha de 5 inatrapables. Sumó otros 9 indiscutibles en los siguientes 4 juegos y se montó en .403 con el madero.

La MLB lo aclamó como el nuevo líder del Power Ranking, el escalafón que actualiza periódicamente durante la campaña, ubicando en lo más alto a quien se supone es el más rendidor del momento.

Y es que la frecuencia hiteadora de Arráez es demasiado cautivante como para soslayarle.

Es cierto que no suma tantos extrabases como su compatriota Ronald Acuña Jr., a quien desplazó del tope. Y ciertamente roba menos bases. Pero ya lo puntualizó Langs: solo un puñado de elegidos ha llegado a estas alturas de un campeonato con promedio de .400 y suficientes apariciones legales.

Todo eso se debe a la insólita coordinación entre ojo y mano que posee el yaracuyano. La propia MLB lo expuso con admiración al contrastar quiénes son los únicos bateadores en las Grandes Ligas que han sumado más bases por bolas que ponches en un universo inmenso, que engloba a quienes han ido al home como mínimo 10 veces.

Arráez se hermana en ese club con el dominicano Juan Soto, otrora revelación juvenil de los Nacionales de Washington, ahora estrella de los Padres de San Diego. Son 156 transferencias recibidas contra 142 chocolates para el de Venezuela, frente a 564 y 505 del quisqueyano.

De pronto, todo son elogios y aplausos para el camarero de los Marlins. Elogios y aplausos de esos que mejor pueden escucharse en el beisbol, pues están respaldados por irrefutables estadísticas.

Que tenga más juegos multihits (150) que el total de oportunidades que ha visto el tercer strike (140) desde que llegó a la Gran Carpa es una de las notas altas más clamorosas, sin duda.

Los pitchers rivales solo han podido rendirlo por esa vía en una ocasión desde que comenzó junio.

Pasó 13 cotejos consecutivos sin ser ponchado en mayo, un lapso abarcó más de dos semanas.

No han podido fusilarlo más de una vez por encuentro en todo 2023. Y ha pasado casi un año desde el 30 de agosto, la última vez que se vio algo semejante.

Por eso el site en español de MLB, LasMayores.com, proclamaba a Arráez como «Una auténtica máquina de bateo».

Christina De Nicola puso en la portada de MLB.com la pregunta que muchos se hacen ya, al acercarse la mitad del torneo. «Ya ganó un título de bateo, ¿podrá batear .400 también?». Él mismo ya respondió esa interrogante: está convencido que sí.

Arráez está en todas partes. Es la figura del momento, es La Regadera del Big Show. Comenzó el año buscando convertirse en el primer pelotero en la historia con títulos de bateo en ligas diferentes en temporadas consecutivas, y tiene a todo el beisbol rendido a sus pies, por su habilidad sin par.

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