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En Boston, los fanáticos de los Medias Rojas parecen resignados a un segundo año sin playoffs. Luego de alzarse con la Serie Mundial del 2018, las dos siguientes zafras no mostraron matices de lo que en aquel calendario fue el cuadro patirrojo; todo lo contrario, aunque en la campaña en curso no están matemáticamente eliminados, sus opciones son cada vez menores, situación que se agrava cada día en medio de una ronda regular corta por el impacto de la pandemia del COVID-19 en el deporte norteamericano.

Hasta este miércoles, los de Massachusetts eran últimos en la siempre complicada división este de la Liga Americana, con 21 victorias y 34 caídas, ya en la recta final de una temporada regular caracterizada por solo 60 compromisos, poco o nada en comparación de los más de 150 choques que normalmente marcan la primera etapa del almanaque en la pelota estadounidense.

Ese formato de emergencia frente al coronavirus, con un calendario similar al de las ligas caribeñas, obliga a ganar temprano. Si el primer mes las cosas no salen bien, se suele depender de otros y gradualmente fue lo que sucedió con los Medias Rojas, hoy víctimas de un arranque flojo que invita a la gerencia y dirigencia a hacer planes para un renovado 2021.

Pero cuando se debe poner sobre la mesa el presente y analizar el daño, tal vez el único factor que no debería entrar en la ecuación sería la ofensiva, pues los bates no son percibidos como la pata floja de la mesa; todo lo contrario, en la última semana de ronda regular, Boston podía presumir de ser uno de los mejores combinados en el cajón de bateo.

Para el 23 de septiembre, los de Massachusetts eran segundos en average colectivo en la Liga Americana, con .266 y empatados en la tercera casilla en todas las Grandes Ligas.

Con la ofensiva como pilar fundamental que alimenta la máxima de que para ganar se deben anotar más carreras que el rival, los patirrojos quedaron en deuda en otros aspectos.

Debacle

Los brazos no actuaron a la altura del reto de la atípica ronda regular y hasta la fecha no existe franquicia que haya asomado una peor efectividad que los Medias Rojas. De entrada, la ausencia de Chris Sale supuso un enorme obstáculo para la organización, la cual debió remar contracorriente frente a la baja de su as, quien aprovechó el tiempo para pasar por el quirófano y apuntar a un 2021 lleno de salud.

Con el pitcheo como premisa del éxito, 2020 abrió los caminos para que otras franquicias aprovecharan su buen momento en este aspecto. Así, Dodgers de Los Ángeles, Indios de Cleveland, Mellizos de Minnesota, Medias Blancas de Chicago y Rays de Tampa Bay, los cinco primeros en efectividad colectiva de la liga, lograron transitar este corto camino con menos contratiempos que otros hasta instalarse de forma definitiva en la fiesta de los playoffs.

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