Una nueva escalada de acciones repudiables apuntan hacia Nicolás Maduro. En medio de un posible cambio de mando en Venezuela, el gobernante sigue demostrándole a la comunidad internacional sus desaciertos en materia socio-política.
El más reciente episodio se centró en la detención de siete trabajadores de la prensa, la mayoría de estos extranjeros, en territorio venezolano.
Rolando Rodríguez y José Salas (conductor); los franceses Baptiste des Monstiers y Pierre Caillet; el español Gonzalo Domínguez y los colombianos Leonardo Muñoz y Maurén Barriga Vargas se encuentran, hasta esta hora, en manos de los cuerpos de seguridad del Estado.
La situación también se suma a un lamentable hecho ocurrido entre la noche del día 29 de enero y la madrugada del 30, cuando los periodistas venezolanos Ana Rodríguez y Maiker Yriarte fueron detenidos en Miraflores, palacio de gobierno venezolano, junto a los colegas chilenos Gonzalo Barahona y Rodrigo Pérez.
El gobierno español rechazó la detención de los profesionales de la prensa, exigiendo su inmediata liberación.
Lo propio hizo la Unión Europea, que a través de la alta representante, Federica Mogherini, solicitó al régimen de Maduro que los trabajadores sean soltados por los cuerpos de seguridad del Estado.