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Estrés postraumático y tratamiento

¿A qué nos referimos cuando hablamos de trauma? La palabra trauma se ha incorporado al lenguaje cotidiano para hablar de algo que no se puede olvidar y de lo que es difícil hablar. El trauma es un evento que marca un antes y un después en nuestras vidas.

Un evento traumático es una situación real o percibida como peligrosa para nosotros o para personas a nuestro alrededor. Este evento puede generar una respuesta automática de estrés que nos prepara para la huida, la defensa o el congelamiento ante el peligro.

Esta reacción automática es la que se activa en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo cuando vivimos situaciones de peligro. Esta reacción también puede activarse al ser testigos de eventos peligrosos que otras personas cercanas hayan vivido. Estos eventos pueden ser hechos aislados o más bien una acumulación de múltiples eventos que se desarrollan en un momento de nuestras vidas. La continuación de la reacción automática de alerta o estrés luego de más de un mes después de sucedido el evento de peligro es lo que se conoce como Trastorno de Estrés Postraumático (TEPS por sus siglas en español o PTSD en inglés).

Los estudios iniciales sobre Estrés Postraumático se realizaron en el siglo XX con los veteranos de guerra. Con el tiempo comenzaron a identificarse los mismos síntomas que se observaban en soldados, también en personas afectadas por otras situaciones traumáticas, como por ejemplo: mujeres sobrevivientes de violencia doméstica; niños afectados por maltrato o negligencia infantil; personas afectadas por accidentes, desastres naturales, intervenciones médicas muy intrusivas o dolorosas, separación o perdidas de seres queridos, abuso sexual, represión y tortura política, ataques terroristas, exilio o desarraigo forzosos, violencia comunitaria, entre otras experiencias.

El haber sufrido o haber sido testigo de este tipo de experiencias puede activar una reacción de alerta en el cerebro que nos protege y nos permite sobrevivir. Algunos de los síntomas posibles de estrés postraumático son recordar el pasado constantemente en nuestra mente o en nuestro cuerpo, mantenerse en estado de alerta y a la defensiva ante situaciones o personas que nos recuerden de alguna manera los eventos traumáticos, y mantenerse alejados de situaciones relacionadas con el trauma.

También es muy común evitar hablar de la experiencia traumática por miedo a sentirse en peligro nuevamente. Es muy frecuente también sufrir alteraciones en el sueño como por ejemplo mantenernos alertas o pendientes del peligro durante la noche sufrir pesadillas que nos atemorizan y nos impiden descansar. Otra consecuencia puede ser la extrema desconfianza en las personas o el alejamiento de las mismas, y una visión negativa de nosotros mismos y del mundo que puede llevar a un estado depresivo.

Estas son reacciones normales que nos permiten sobrevivir ante una posible situación de peligro, pero que con el tiempo pueden afectar nuestra capacidad de estar en el presente, de concentrarnos en lo que estamos viviendo en lugar de pensar en los peligros que hemos vivido y el riesgo a vivirlos nuevamente.

Diversos tratamientos se han desarrollado para tratar síntomas relacionados con experiencias traumáticas. La psiquiatra Judith Herman menciona tres etapas necesarias del tratamiento para la recuperación de estas experiencias en su libro Trauma y Recuperación: primero la seguridad del paciente, segundo el recordar y luego el reconectarse.  Si bien hablar y recordar el trauma es un paso importante y necesario para la recuperación, también puede ser emocionalmente desbordante y desestabilizador para el paciente si este no tiene un control de sus síntomas y su ambiente.

Luego de establecer la seguridad en la vida del paciente, se podrá comenzar a recordar y hablar de la experiencia traumática con el apoyo profesional mediante diferentes tipos de tratamiento. Cada paciente deberá elegir aquella modalidad de tratamiento que le resulte mejor y aquel terapista que le genere confianza y seguridad.  Diversas modalidades de tratamiento están comprobadas que son efectivas como por ejemplo tratamiento focalizado en trauma cognitivo conductual, terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimiento ocular (EMDR), terapia de exposición, medicamentos, terapia psicodinámica breve, entre otras. También se están desarrollando nuevas modalidades de tratamiento alternativas como yoga, meditación, y terapia por medio del arte, etcétera.

El tratamiento para personas que han vivido experiencias traumáticas es posible y el apoyo familiar, social, profesional o espiritual es un componente importante para una recuperación favorable. El primer paso para comenzar tratamiento es que usted pueda mencionar en la consulta a su médico primario que quisiera hablar con un profesional en salud mental, si usted se siente afectado por experiencias traumáticas recientes o del pasado.

El comenzar a organizar y entender su pasado le permitirá reconocer cuando situaciones del presente activan memorias y generan reacciones corporales intensas. El tratamiento profesional podría ayudarlo a que su mente y su cuerpo no estén en un constante estado de alerta ante posible peligro. Al lograr esto, podrá notar mejoras en su salud física, su capacidad de memoria y concentración, y su capacidad de disfrutar la vida sin estar recordando el pasado constantemente.

De esta manera comenzará a construir su futuro sobre la base de su felicidad y la de sus seres queridos, estableciendo lazos de confianza comunitarios y viviendo un presente más pleno. El hablar y recordar sobre el trauma establece una memoria colectiva que nos protege a nosotros y a las próximas generaciones de las experiencias peligrosas del pasado y del riesgo de repetirlas en el futuro.

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