Tener problemas de salud mental no significa estar loco: significa sufrir por una combinación de alteraciones biológicas, psicológicas y sociales. Este sufrimiento se puede manifestar de diferentes formas que afectan la felicidad individual y familiar. Los centros de salud en la actualidad están buscando formas más efectivas de tratar estos problemas por medio de un abordaje integral.
Es posible que en la última visita a su médico éste le haya preguntado si se ha sentido triste o deprimido en las últimas dos semanas. Si usted le respondió que sí, es posible que lo haya derivado a un especialista en salud de la conducta para que le realizaran un plan de tratamiento para depresión, ansiedad, problemas de sueño, etcétera.
Se trata de un nuevo modelo de salud que se está implementando en los Estados Unidos y en otros países llamado «Salud del Comportamiento Integral»
Este nuevo modelo incluye las dolencias a nivel de las emociones, del pensamiento y de la conducta. El concepto de “salud del comportamiento” tiene por objeto saltar la barrera de prejuicios y estigmas asociados con la idea de salud mental, muchas veces relacionada con la idea de locura. En Massachusetts, los especialistas de la conducta en salud (behavioral health specialist) son trabajadores sociales, consejeros en salud mental, terapistas familiares o del arte y psicólogos.
Esta nueva modalidad de brindar servicios de salud mental a la comunidad integrándolos a los servicios de salud tiene múltiples beneficios y también muchos desafíos a resolver. La primera ventaja es que implica un modelo centrado en el paciente. Anteriormente, cuando su médico detectaba algún síntoma de depresión, ansiedad u otro malestar, era muy probable que le recetara algún medicamento e hiciera un referido a un especialista en ese tema.
El referido implicaba que usted tenía que aguardar días, semanas, y a veces hasta meses, a que lo llamaran para hablar del problema que el médico le había diagnosticado. Para ese entonces el problema había empeorado o simplemente usted se había olvidado de él. El nuevo modelo consiste en que usted recibe la consulta con el especialista desde un primer momento.
Luego de una breve evaluación, usted y el especialista determinan un plan de tratamiento, como por ejemplo hablar con su médico para empezar a tomar un medicamento, cambiar ciertos hábitos del dormir, comenzar a realizar cierto ejercicio físico, mejorar la comunicación o visitar a un grupo que lo ayude con el abuso de alcohol o alguna otra sustancia perjudicial para su salud. Parte del plan puede ser también visitar al especialista durante más sesiones o que éste le brinde una lista de recursos donde poder continuar un tratamiento más frecuente y a largo plazo.
Este nuevo modelo de salud integral permitirá que una gran parte de la comunidad latina tenga acceso a servicios de salud mental que antes se brindaban de forma limitada o eran de difícil acceso. También permitirá instalar la idea de que la salud mental es un aspecto muy importante de nuestras vidas que está directamente relacionado con nuestra salud física. Pero este desafío no se detiene ahí, además de ampliar la accesibilidad, también se deberá desarrollar una ampliación en los servicios especializados como por ejemplo: tratamiento de trauma, abuso de sustancias, trastornos de alimentación, etcétera.
De esta manera no solamente aumentaría la accesibilidad a los servicios de salud sino también mejoraría la calidad de los mismos. La reducción de la desigualdad en salud de las minorías, incluyendo la comunidad latina, es un desafío a solucionar, y este parecería ser un buen comienzo.
Jaime Francisco Matorras, LMHC es un consejero en salud mental que trabaja en el Centro de Salud de East Boston (East Boston Neighborhood Health Center) y trabaja con la comunidad latina en Boston hace más de diez años en el área de salud pública, salud mental y justicia social.