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Por Marcela Garcia*
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Y llegó el Cinco de Mayo. Aún después de 10 años viviendo en Boston, todavía me asombra ver filas y filas de «gringos» dirigirse a los bares, clubes nocturnos y fiestas para festejar con margaritas, Coronas y guacamole el 5 de mayo. Suelen preguntarse por qué no me uno a ellos, ¡si la mexicana soy yo!

A muchos les sorprenderá saber que el Cinco de Mayo ni siquiera es un día feriado nacional en México. Los bancos y las oficinas de gobierno están abiertas como cualquier día normal. Además, los restaurantes no derrochan dinero en comerciales de televisión con piñatas animadas para publicitar el día.

Otro malentendido es que muchos norteamericanos suponen que el 5 de mayo celebramos nuestra Independencia, la cual conmemoramos el 15 de septiembre. Ahí sí que gritamos, bailamos, festejamos y bebemos tequila Corralejo y Herradura (no Cuervo ni Patrón, el cual ni siquiera existe en México).

En realidad, el 5 de mayo celebramos la Batalla de Puebla, cuando 4.000 soldados mexicanos vencieron en 1862 al sofisticado ejército francés, del doble de tamaño. Eso fue una gran victoria en su tiempo, el derrocar a una de las grandes potencias europeas.

A pesar de que ese triunfo infundió en los mexicanos un orgullo nacionalista, los franceses derrocaron al gobierno mexicano un año después para reinar brevemente.

El valor simbólico y espíritu de la victoria en Puebla fue resucitado en los años 50s, cuando los Chicanos en California y Texas empezaron a celebrar el Cinco de Mayo.

Poco después, desafortunadamente, las compañías cerveceras y empresas de publicidad con bolsillos holgados descubrieron el potencial comercial del día, y se apropiaron del feriado.

Pero, como parte de la comunidad mexicana en Nueva Inglaterra, me siento obligada a aclarar la leve confusión: el Cinco de Mayo – y mi país – significan más que tomarse una Dos Equis y ponerse sombreros un día al año. Por eso mismo, el viernes 5 me podrán encontrar en mi casa, cocinando con mis amigas mexicanas y hablando por teléfono con mi mamá y hermanas.

*Marcela García es editora de El Planeta, el periódico en español más grande de Massachusetts.

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