Virginia Gómez y Ana Guevara
«Flaquito, débil y bonachón». Así describen al hombre que les estafó más de $60,000. Bryan Martínez, según se hacía llamar, consiguió sacar esta suma del bolsillo de tres familias hispanas de East Boston, a quienes prometió rebajar drásticamente el pago mensual de sus hipotecas. La víctima más perjudicada, que no ha querido dar declaraciones, llegó a perder $57,150 en total.
El supuesto corredor hipotecario, que está siendo buscado por la policía tras las denuncias de fraude, se hacía pasar por el presidente de una compañía llamada GMA Financial Network Inc., con sede en Springfield, MA. Su modus operandi corresponde al de un perfecto depredador, según lo califica el sargento Arthur McCarthy, del Departamento de Policía de Boston, por la forma en que sabía escoger a sus víctimas. El primer contacto con ellas lo estableció a través de la propietaria del comercio Cambio Latino, donde Martínez acudía frecuentemente a hacer envíos de dinero a Colombia vía Uno Money Transfer. A partir de ahí, todo fue sucediendo en cadena.
Aparentemente, la propietaria del negocio, María Kenney – la primera estafada – conocía al sospechoso de fraude desde hacía años y fue ella quien, valiéndose de su confianza, recomendó sus servicios a un segundo afectado, quien a su vez se lo aconsejó a su cuñada María Aurora (quien pidió no publicar su apellido), la tercera víctima del presunto estafador. Una cuarta persona, Mario Martínez (sin parentesco con el acusado), también requirió la ayuda del falso agente pero, temiendo el engaño, finalmente decidió prescindir de la misma.
Los hechos se remontan al mes de abril. Según consta en los informes de la policía, la dueña de Cambio Latino enfrentaba un aumento en su mensualidad hipotecaria de $232. Sin embargo, para ayudarla, Bryan Martínez le sugirió que vendiera su casa al sobrino de ella a un precio más alto del valor de la propiedad, obteniendo así un mayor préstamo al refinanciar. Originalmente, la hipoteca tenía un valor de $329,000. La venta al sobrino de María se hizo en $385,000. En conclusión, Martínez se embolsó la diferencia – $56,000 – sin darle explicaciones a María, y dejando al sobrino de ésta con un pago hipotecario mensual de $2,808 que no puede asumir, según el reporte de la policía.
Durante la negociación de la venta «fraudulenta», Martínez ordenó a María enviar dinero por Uno Money Transfer a Medellín (Colombia) en cinco ocasiones, todas ellas entre el 18 de abril y el 23 de junio de 2008.
Por el momento, la propietaria de Cambio Latino no ha querido dar declaraciones al respecto, aunque reconoció sentir «mucha rabia» por lo ocurrido.
COMPORTAMIENTO «CONFIABLE»
Pero la astucia de Martínez, un hombre hispano de unos 60 años, con acento cubano o puertorriqueño -según los afectados-, con pelo y ojos oscuros, no termina ahí. Él sabía muy bien cómo había que actuar en cada situación para conseguir lo que quería. Se mostraba atento, afectuoso y casi familiar con sus víctimas y les envolvía con frases como «que Dios les bendiga y tengan fe» o «con fe en Dios todo se puede lograr», pero siempre guardando su intimidad.
El individuo era más bien tímido, algo peculiar, se escondía tras sus gafas y a menudo se tocaba la cara con las manos, como evitando que pudieran analizarle. Martínez se proyectaba como una persona muy ocupada, que viajaba mucho, y que atendía numerosos casos. En la parte trasera de su automóvil, una Chevrolet Blazer de color marrón, cargaba agendas y carpetas, las que asociaba con su gran cantidad de clientes.
Así lo explican sus víctimas. «Te ilusionaba mucho, te decía que había