La crisis económica y el excesivo número de permisos requeridos son los enemigos de los artistas callejeros, lo reporta el Boston Herald. Aquellos cantantes y percusionistas que le ponen un poco de ritmo a las calles y estaciones del T, deben contar con permisos especiales que cuestan dinero. Los mismos artistas no recolectan tanto estos días, pues declararon al Herald que con la crisis la gente no les da dinero como antes.