Por Simón Rios y Beth Healy
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PLAISTOW, N.H. — En esta localidad rural cerca de la frontera con Massachusetts, la familia Leavitt dirige un concesionario de autos usados, con grandes camiones de trabajo alineados en el lote delantero. Dentro del vestíbulo, un televisor gigante transmite Fox News, y una foto enmarcada muestra al presidente Donald Trump junto a los dueños, Bob y Erin Leavitt.
Conocida anteriormente por vender autos y helados, la familia Leavitt se convirtió en noticia nacional este año cuando su hija Karoline, de 27 años, fue nombrada secretaria de prensa de la Casa Blanca. Diez meses después, la política de control migratorio de la administración llegó al entorno familiar de los Leavitt.
Bruna Ferreira —inmigrante brasileña que comparte un hijo de 11 años con Michael Leavitt, hermano de Karoline— fue detenida por ICE a mediados de noviembre y permanece bajo custodia en Luisiana. El niño vive con su padre en New Hampshire.
La hermana de Ferreira y su abogado aseguraban que no existía enemistad con los Leavitt, pero documentos judiciales, informes policiales y mensajes familiares revisados por WBUR muestran otra historia: una disputa amarga por la custodia, denuncias de amenazas de llamar a inmigración y preocupaciones por el bienestar del menor cuando su madre se hospedaba en una mansión vacía en Cohasset.
La detención, reportada primero por WBUR, ha generado preguntas sobre si los Leavitt utilizaron su cercanía a la Casa Blanca para que ICE actuara contra Ferreira. Karoline Leavitt negó cualquier participación, y Michael Leavitt, de 35 años, aseguró a WBUR que ni él ni ningún familiar contactó a ICE: “Absolutamente no”, respondió por mensaje.
ICE acusó a Ferreira de exceder el tiempo de su visa, que venció en 1999, y de un arresto por agresión. El abogado de Ferreira declaró que desconoce antecedentes penales en su historial y que ella no pudo renovar su estatus legal bajo el programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA).
Al preguntarle si Karoline Leavitt haría algo para ayudar a liberar a Ferreira, Michael Leavitt dijo a WBUR: “Nunca le pediría a mi hermana que abuse de su posición en el gobierno para ayudar a alguien, incluido yo, ni asumiría que lo haría”.
En cambio, Leavitt señaló que él y su padre instaron a la hermana de Ferreira a que animara a la mujer a autodeportarse. Según explicó, al aceptar la deportación voluntaria —en lugar de ser obligada mediante el proceso de expulsión— ella podría regresar a Estados Unidos en el futuro.
Graziela Dos Santos Rodrigues, la hermana de Ferreira, comentó que llamó a Karoline Leavitt tras el arresto, pero aún no ha recibido respuesta.
Separación
Michael Leavitt conoció a Bruna Ferreira hace más de una década, cuando ambos tenían poco más de 20 años. Ferreira se estaba divorciando de un hombre de Melrose con quien se había casado siendo adolescente en la capilla Always and Forever Wedding Chapel en Las Vegas, a pesar de una relación turbulenta y de una denuncia en la que se alegaba que su novio le había sacado un cuchillo, según informes de la policía de Melrose.
En marzo de 2014, semanas después de que se finalizara el divorcio, Ferreira y Leavitt tuvieron un hijo.
La pareja vivió en la ciudad natal de Leavitt, Atkinson, N.H. Una noticia local de ese octubre relató que Leavitt había ganado 1 millón de dólares en un concurso de DraftKings y describió a Ferreira como su prometida. Ella comentó al medio que tenían pocas necesidades: “Realmente somos afortunados”.
Pero después del primer cumpleaños del niño, la relación se deterioró. En abril de 2015, Leavitt acudió a la policía de Atkinson para denunciar que Ferreira “era una inmigrante ilegal de Brasil” y que se había llevado a su hijo en su Audi.
Ese mismo día, Leavitt presentó una demanda de custodia en la corte de familia de New Hampshire. Cuatro días después, Ferreira regresó a Melrose para pedir a la policía que presenciara la devolución de su anillo de compromiso a Leavitt, que según ella valía 62.000 dólares. El oficial calificó la solicitud como extraña, pero aceptó: “El Sr. Leavitt entró al vestíbulo y la Sra. Ferreira le entregó el anillo. El Sr. Leavitt dijo que le daría el título de su vehículo más tarde ese día. Ambas partes se fueron sin incidentes”.
En el caso de custodia, Leavitt acusó a Ferreira de llevarse al niño en medio de la noche, alegando que nunca volvería a verlo y que ella lo llevaría a Brasil. (Ferreira negó esto en documentos judiciales.) Ella respondió diciendo que Leavitt la había “amenazado con contactar a Inmigración para intentar deportarla” (Leavitt afirmó no recordar haber hecho esa declaración). En 2015, un juez le otorgó a Leavitt la responsabilidad temporal de “residencia y decisiones exclusivas”, según documentos del tribunal familiar de Salem.
Durante el año siguiente, ambos se enfrentaron en la corte de familia hasta que acordaron dividir el tiempo de crianza, y Leavitt pagaría 150 dólares semanales de manutención, además de los gastos médicos.
En 2020, Ferreira volvió a la corte, acusando a su ex de no cumplir con el plan de crianza y reclamando 70.000 dólares en pagos atrasados. También solicitó tener la mayor parte del tiempo de custodia, argumentando que quería que su hijo asistiera a la escuela en Cohasset, a aproximadamente una hora y media de distancia.
Sin embargo, el movimiento parece haberle salido mal: en 2021, un juez decidió que el niño viviría con Leavitt durante toda la semana escolar y con Ferreira tres fines de semana al mes.

El “Castillo” de Cohasset
Conocida localmente como el “castillo” y ubicada en 10 acres de terreno, la propiedad en 211 South Main St. en Cohasset no era ningún palacio. Se trata de una casa abandonada de 7,500 pies cuadrados que, en una visita reciente, parecía más una escena de película de terror. Durante más de dos años, Ferreira declaró esta dirección en varios documentos legales.
En junio de 2022, Ferreira llamó a la policía de Cohasset para reportar que su hijo estaba desaparecido de la casa, donde aparentemente lo había dejado con un “compañero de cuarto”, según un informe policial. Al llegar, un oficial encontró la casa “en ruinas”, con agujeros en el techo, ventanas rotas y basura por todas partes.
“Los oficiales no pudieron determinar si había agua corriente o comida suficiente en la casa”, indica el informe. “Tampoco lograron encontrar una cama donde el niño pudiera dormir”.
Un vecino también llamó para reportar la posible presencia de un ocupante ilegal en la propiedad.
La policía descubrió que la madre de Ferreira, Selma Valeriano, había ido a buscar al niño cuando no pudo comunicarse con su hija. Valeriano dijo a la policía que le preocupaban las condiciones de la casa y que el niño había quedado al cuidado de “hombres extraños”. Se reunió con el abuelo del niño, Bob Leavitt, en un puesto de control en Tewksbury, y él lo llevó de regreso a New Hampshire.
Cuando la policía contactó a Bob Leavitt por teléfono, la confusión persistió. Al principio no confirmó dónde estaba el niño, pero luego dijo que estaba con su abuela, Erin Leavitt. La policía de New Hampshire localizó al niño con sus abuelos en un parque en Hampton, N.H., “sano, saludable y de buen ánimo”.
Los oficiales de Cohasset presentaron un informe 51A ante el Departamento de Niños y Familias (DCF), un documento obligatorio en casos de sospecha de abuso o negligencia infantil. El DCF no proporcionó más detalles a WBUR.
Para Michael Leavitt, el incidente fue perturbador. Contó a WBUR que no tuvo noticias de Ferreira durante varios meses después del suceso en Cohasset.
“Como padre amoroso, decidí no tomar más medidas porque creí que lo mejor para mi hijo era seguir viendo a su madre bajo las circunstancias adecuadas”, dijo Leavitt en un comunicado.
Para su hijo, este año ha sido una montaña rusa: desde visitar al presidente Trump en el Despacho Oval, según una publicación en Facebook, hasta enterarse de que su madre enfrenta deportación al país que ella dejó siendo niña.
Leffitt aseguró a WBUR que la crianza compartida con Ferreira ha sido difícil, pero que desea que ella siga presente en la vida de su hijo.
“Cuando Bruna se pone en contacto para verlo, lo cual a veces no ocurría por semanas o meses, siempre me he esforzado por manejar muchas horas hasta donde ella viviera en ese momento, para asegurar que mi hijo mantenga una relación con su madre”, dijo Leavitt en un mensaje de texto.
La Casa Blanca
En una conferencia de prensa el lunes, la primera desde que se dio a conocer el arresto de Ferreira, Karoline Leavitt no mencionó la detención de la madre de su sobrino. Sin embargo, enfatizó el objetivo de Trump de expulsar a “todos los invasores ilegales”, afirmando: “Estados Unidos no puede permitir que millones de extranjeros ilegales no evaluados sean recompensados con amnistía después de violar las leyes de nuestra nación para llegar aquí”.
Mientras Karoline Leavitt pronunciaba esas palabras, la madre de su sobrino estaba detenida en una instalación de ICE en Louisiana.
La oficina de prensa de la Casa Blanca no respondió a una solicitud de comentarios el jueves.
La semana pasada, Karoline Leavitt declinó hablar con WBUR cuando se le preguntó sobre el arresto de Ferreira. En ese momento, un funcionario de la administración emitió un comunicado señalando que el niño nunca había vivido con Ferreira y que “Karoline no tuvo ninguna participación en este asunto”.
El Departamento de Seguridad Nacional tampoco respondió a una solicitud de comentarios el jueves. La semana pasada, un portavoz de la agencia señaló que Ferreira había sido arrestada anteriormente por agresión, pero no dio más detalles.
WBUR solicitó registros policiales en varias ciudades donde Ferreira ha vivido, incluida Melrose, donde asistió a la escuela secundaria. La policía de Melrose proporcionó varios informes sobre incidentes con Ferreira, incluyendo uno cuando tenía 16 años. Según el informe, un oficial la vio en el estacionamiento de un Dunkin’ Donuts sujetando del cabello a otra joven y golpeándola en la cara por ocho dólares. El oficial indicó que la citaría ante la corte por agresión.
La hermana de Ferreira, Dos Santos, ha recaudado más de 36,000 dólares a través de una campaña en GoFundMe para luchar contra la deportación de Ferreira. En una entrevista, dijo que habla casi todos los días por teléfono con su hermana: “No están en un campamento de verano. Están en un centro de detención. Hace frío. No es cómodo. Pero ella mantiene la cabeza en alto”.
Dos Santos relató la breve llamada que recibió de Michael y Bob Leavitt, en la que le dijeron que la mejor opción para Ferreira sería auto-deportarse.
La hermana aseguró que no hay resentimientos entre ella y los Leavitt; comparten un familiar en común.
“No hay animosidad entre nosotros”, dijo. “A menos que haya algo que yo desconozca, no tengo ningún conflicto con ellos”.
Sin embargo, sí discrepan sobre lo que Ferreira debería hacer ahora. Dos Santos afirmó que ayudará a su hermana a quedarse en el único país que conoce.
“Bruna no conoce Brasil”, dijo. “No es brasileña. Es tan estadounidense como se puede ser”.
Con información adicional de Rachell Sanchez-Smith y Jesse Costa, de WBUR.