Massachusetts se prepara para una crisis alimentaria sin precedentes. A partir del 1 de noviembre de 2025, los beneficios del programa federal SNAP (cupones de alimentos) podrían detenerse debido al cierre del gobierno federal y a los nuevos cambios incluidos en una ley firmada por el presidente Trump.
Más de 1.1 millones de residentes en Massachusetts dependen de SNAP para acceder a alimentos básicos, entre ellos niños, personas mayores, veteranos, personas con discapacidades y familias trabajadoras.
La gobernadora Maura Healey pidió públicamente al presidente que revierta la decisión. Si el cierre continúa, no se emitirán nuevos pagos de SNAP en noviembre, y muchas familias podrían quedarse sin ayuda alimentaria.
Ante esta situación, agencias estatales y organizaciones locales están informando a los beneficiarios sobre los cambios y ayudándolos con la recertificación. Al mismo tiempo, bancos de alimentos y socios comunitarios se están movilizando para responder al aumento de la demanda. Programas como TAFDC, EAEDC y el Healthy Incentives Program seguirán funcionando, pero se teme que la falta de SNAP provoque un aumento grave de la inseguridad alimentaria.
El Greater Boston Food Bank (GBFB), que distribuye alimentos a unas 600 organizaciones en 190 comunidades, advierte que si SNAP se detiene, los bancos de alimentos tendrían que ofrecer 56 millones de comidas adicionales solo en noviembre, cuatro veces más de lo habitual.
Ciudades como Methuen, Lawrence y New Bedford ya organizan colectas de alimentos y fortalecen sus despensas comunitarias, aunque muchas enfrentan dificultades para mantener los estantes llenos ante la creciente necesidad.
Mientras tanto, el estado y las organizaciones locales piden a los residentes donar a los bancos de alimentos y fondos de ayuda, y animan a las familias afectadas a buscar apoyo a través de la línea de ayuda de Project Bread (FoodSource Hotline) y las iniciativas de United Way.