Por Amanda Beland
To read this article in English in WBUR, click here.
Massachusetts está retrasando el fin de un programa federal de educación nutricional diseñado para ayudar a las personas con ingresos limitados a aprender a cocinar y comer alimentos saludables.
Las organizaciones en Massachusetts que administran SNAP-Ed, una extensión del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, han utilizado los fondos para enseñar a las personas cómo comprar, cocinar y almacenar alimentos saludables, así como para mantener huertos comunitarios.
“Realmente estamos tratando de que las comunidades adopten un cambio de estilo de vida que se mantenga para las generaciones futuras”, dijo Kristin Foley, de Ascentria Care Alliance, que administra SNAP-Ed en el centro de Massachusetts.
Según datos de funcionarios estatales, más de 2 millones de personas han participado en SNAP-Ed en Massachusetts durante la última década.
Sin embargo, la legislación firmada por el presidente Trump elimina la financiación del programa a nivel nacional a partir del 1 de octubre. Las autoridades de Massachusetts indicaron que aún cuentan con aproximadamente 6 millones de dólares en fondos existentes y planean estirarlos para continuar el programa hasta el próximo verano.
El Departamento de Agricultura de EE. UU. permite que los estados utilicen fondos no gastados siempre que se usen antes de septiembre de 2026. Hasta ahora, el USDA no ha aprobado un plan de gastos específico, según el Departamento de Asistencia Transicional del estado, que administra el programa.
La eliminación de SNAP-Ed forma parte de un esfuerzo general por reducir el gasto federal. Sus críticos dicen que es redundante, porque existen otros programas federales de nutrición. En mayo, el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes escribió en un memorando que el proyecto de presupuesto de Trump “termina un programa que no ha generado cambios significativos en la nutrición o la obesidad de los participantes de SNAP”.
Por su parte, Christina Maxwell, directora de programas del Food Bank of Western Massachusetts, discrepa. Señaló que eliminar el programa significa quitar herramientas a quienes las necesitan.
“Si estamos tratando de que la gente sea más saludable, esta no es la manera correcta, porque la educación nutricional es parte de estar sano”, afirmó Maxwell.
Estudios han demostrado que los programas SNAP-Ed en todo el país mejoran la seguridad alimentaria y eliminan “desigualdades en salud relacionadas con la nutrición”.
El Food Bank of Western Massachusetts mantendrá su financiamiento regular para el próximo año: poco más de $400,000, según Christina Maxwell. Con ese dinero, cuatro educadores nutricionales pueden viajar a escuelas, centros para personas mayores y centros comunitarios en áreas con altas tasas de inseguridad alimentaria.
Para muchos beneficiarios de SNAP, dijo Maxwell, “aprender a usar su dinero de la manera más efectiva en la tienda es muy importante”.
El banco de alimentos continuará brindando educación nutricional incluso cuando termine la financiación de SNAP-Ed, aunque el programa se reducirá y tendrá un formato diferente.
Las otras tres organizaciones que administran SNAP-Ed en Massachusetts —Ascentria Care Alliance, la YMCA de Greater Boston y UMass Amherst a través de su Centro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente— también señalan que el futuro del programa dependerá de su capacidad para obtener más fondos.
Ascentria ha administrado SNAP-Ed por casi 15 años. Para el próximo año fiscal recibirán aproximadamente $660,000, la mitad de lo que cuesta operar su programa. Parte de su labor incluye mantener alrededor de una docena de huertos comunitarios, algunos en terrenos escolares para abastecer cafeterías con alimentos frescos, y otros para bancos de alimentos locales o para venta en mercados agrícolas.
Kristin Foley, de Ascentria, dijo que planean gradualmente cerrar SNAP-Ed para el próximo verano a menos que consigan subvenciones o donaciones privadas. El personal de Foley está preparando materiales de capacitación para que escuelas y centros comunitarios puedan continuar enseñando nutrición una vez que termine el programa.
Mientras buscan esas oportunidades de financiamiento, Foley se mantiene realista.
“Es muy competitivo”, dijo Foley. “Todos los que han perdido financiamiento están buscando las mismas oportunidades de subvención, así que somos muy conscientes de que lo más probable es que no podamos continuar con el programa en el próximo año fiscal”.