El precedente viene de Columbia: acordó pagar unos $200 millones y restaurar más de $400 millones en fondos de investigación, además de asumir reformas institucionales exigidas por el gobierno. Ahora, la administración Trump exige a Harvard que pague hasta $500 millones, un monto claramente superior al de Columbia y parte de una estrategia para imponer sanciones económicas como nueva norma.
Harvard, a diferencia de Columbia, optó por la resistencia legal y hoy combate públicamente la congelación de $2,300 millones en fondos federales que pone en riesgo su capacidad investigadora. La disputa es un choque de frente: el Gobierno busca demostrar que el cumplimiento no será voluntario, y Harvard insiste en que está en juego la autonomía universitaria.
EL EJECUTIVO NO SE LIMITA A CASTIGOS ECONÓMICOS
El Executive Order 14188 firmado el 29 de enero de 2025 activa auditorías, investigaciones y medidas disciplinarias federales en universidades investigadas por antisemitismo. Alrededor de 60 instituciones están bajo la lupa, incluyendo Cornell, Northwestern, Brown, Penn y Harvard, con congelaciones que van desde cientos de millones hasta más de mil millones en fondos.
El Ejecutivo exige reformas estructurales: redefinir antisemitismo según la IHRA, supervisión externa, cambios curriculares, y límites a grupos estudiantiles pro‑Palestina o con discursos considerados hostiles. En el centro, se busca también auditar diversidad de pensamiento y regular admisiones, currículo e incluso expresión académica.
EL FOCO DE LAS DEMANDAS DEL GOBIERNO
Harvard debe aceptar la redefinición de antisemitismo, instaurar un monitoreo externo, disolver o prohibir ciertos grupos estudiantiles, revisar admisiones y currículos, y facilitar auditorías sobre pluralidad ideológica. Si acepta estas condiciones, la universidad podría recuperar sus fondos federales; si no, enfrenta sanciones aún más severas.
El gobierno ve este modelo como un ajuste institucional con efecto dominó: otros centros académicos ya están inmersos en negociaciones similares, pero Harvard, con su postura desafiante, representa el principal hito. De fondo, lo que se está redefiniendo es quién controla la cultura universitaria: el campus o Washington.