Mientras los estadounidenses se preparan para una votación crucial, Corea del Norte pensó que era el mejor momento para lanzar un misil balístico que tiene la capacidad de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
Corea del Norte lanzó un misil balístico intercontinental (ICBM) desde un emplazamiento cercano a Pyongyang. La prueba se produjo a las 7:10 a.m. hora local. Su decisión –como era de esperarse– aumentó la preocupación por la seguridad mundial a solo cinco días de la elección de EEUU.
Entre líneas. Esta fue la primera prueba de un ICBM de Corea del Norte en casi un año, con el potencial de alcanzar el territorio continental de Estados Unidos.
Estados Unidos confirma la prueba de lanzamiento
Funcionarios de EEUU, Corea del Sur y Japón confirmaron la condición de ICBM del misil, destacando su capacidad de viajar más de 3.500 millas, generalmente destinado a cargas nucleares.
La Agencia Central de Noticias Coreana, gestionada por el Estado, difundió la confiada declaración del presidente de Corea del Norte, describiendo la prueba como un movimiento militar crucial en respuesta a lo que él considera provocaciones de las fuerzas contrarias.
Por qué es importante. El Estado Mayor Conjunto surcoreano informó de que el misil viajó en una trayectoria excepcionalmente alta, recorriendo más de 600 millas antes de aterrizar en aguas al este de Corea del Norte.
Es probable que el misil utilizara propulsores de combustible sólido, lo que permite un despliegue rápido y un mayor sigilo. Los analistas sospechan de la participación del mayor vehículo móvil de lanzamiento de Corea del Norte, presentado recientemente.
Las evaluaciones japonesas indicaron que el misil voló durante aproximadamente 86 minutos, alcanzando una altitud de unas 4.350 millas, marcando un hito en los ensayos de misiles de Corea del Norte.
Aliados de EEUU condenan la acción
Japón y Corea del Sur condenaron rápidamente el lanzamiento como una amenaza sustancial para la estabilidad regional y mundial. Japón señaló que el misil cayó más allá de su zona económica exclusiva sin causar daños inmediatos.
En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores surcoreano impuso nuevos controles a la exportación de productos que pudieran ayudar al desarrollo de misiles de combustible sólido de Corea del Norte.
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos condenó el lanzamiento como una clara violación de múltiples resoluciones de Naciones Unidas, que exacerban las tensiones regionales.
A pesar de estas tensiones, el Mando Indo-Pacífico de Estados Unidos confirmó que la prueba del misil no suponía una amenaza directa para el personal estadounidense o sus aliados. Demostrando su solidaridad, las fuerzas estadounidenses y surcoreanas realizaron un simulacro aéreo conjunto a gran escala tras el lanzamiento.
China, que comparte fronteras y conexiones comerciales con Corea del Norte, mantuvo una postura cautelosa, haciendo un llamamiento a la paz y a la negociación política en la península coreana en medio de la escalada de tensiones.
Este ensayo de misil coincidió con las previsiones de la Inteligencia de Defensa de Corea del Sur sobre posibles lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales norcoreanos en torno al periodo electoral estadounidense, lo que avivó la preocupación por nuevos ensayos nucleares.