El mundo vivió un gran suceso histórico este sábado 6 de mayo cuando, luego de 70 años sin una coronación, Carlos III fue reconocido como rey del Reino Unido en una ceremonia en la Abadía de Westminster en Londres.
Al rey lo condecoraron con la corona de San Eduardo, un enjoyado de más de cinco libras que data desde hace 361 años y ha sido clave de las insignias reales que se le otorga a la monarquía británica en el siglo XXI.
Más de 2 mil 200 invitados de todo el mundo asistieron a la ceremonia en la abadía, un espectáculo televisado que se combina con un ritual de proyección de poder con una generosa dosis de religión.
Luego de la ceremonia de coronación, el rey Carlos III y su esposa, la reina Camila, aparecieron en el balcón del Palacio de Buckingham.
Su procesión a través de Londres, acompañados con miembros de la realeza y miles de tropas, estuvo abarrotada por multitudes de espectadores.
Los monarcas fueron transportados en el carruaje Gold State Coach, utilizado para trasladar a todos los reyes recién coronados desde Guillermo IV en 1831.


