Por Jeaneth D. Santana especial para El Planeta
¿Qué ha pasado, luego de casi dos años, con la demanda que la fiscal general, Maura Healey, interpuso en contra de Uber y Lyft en Massachusetts, en busca que las empresas otorguen a sus conductores beneficios como acceso a un salario mínimo, horas extras e incapacidad por enfermedad pagada y que las compañías de transporte se rijan bajo las leyes de salarios y horarios del estado?
La fiscal afirmó en su momento que tanto Uber como Lyft han construido sus empresas de miles de millones de dólares como un “modelo de negocio injusto y explotador”, negando a sus choferes protecciones y beneficios básicos durante años. “Estos conductores tienen derecho a ser tratados de manera justa”, comentó.
Sin embargo, algunos de sus conductores, no estan de acuerdo, ese es el caso de Félix Raúl Ramírez, quien aseguró que no le gustaría dejar de ser contratista independiente para pertenecer a nómina laboral de cualquiera de las dos empresas. “La comodidad de ser contratista es que puedes trabajar cuando tú quieres, manejas tu tiempo según tu conveniencia, es muy fácil porque te puedes ir de vacaciones, te desactivas y a tu regreso vuelves a trabajar, pero si te ponen un horario, eso no lo podrás hacer“.
Uber, una de las empresas más grandes de transportación independiente, está en Massachusetts desde el 2014. En el segundo trimestre de 2021, pese a la pandemia, Uber tenía 101 millones de usuarios activos mensuales en todo el mundo. En Los Estados Unidos, Uber tiene una participación de mercado del 68 % en viajes compartidos y Lyft del 32%, siendo Lyft la segunda compañía de viajes más grande de los Estados Unidos después de Uber.
Uber y Lyft, son empresas estadounidenses que desarrollan, comercializan y operan una aplicación móvil que ofrece un servicio de taxi, quien trabaja en cualquiera de las dos empresas, es el responsable del combustible, del mantenimiento y reparación del vehículo. Son trabajadores temporales y contratistas independientes.
Según las leyes de Massachusetts, un trabajador que brinda algún servicio a otra parte, es un empleado y no puede ser clasificado como contratista independiente, a menos que sea un trabajador que esté bajo su propia dirección y control; sin embargo, los conductores de Uber y Lyft están controlados por las compañías; además, los choferes deben aceptar acuerdos estandarizados que establecen términos y condiciones no negociables, que son establecidos por las empresas.
Si bien es cierto que los conductores deciden cuándo trabajar, ambas empresas monitorean de cerca las actividades de los choferes por medio de la aplicación y ofrecen incentivos monetarios para inducir a los conductores a trabajar en horarios que benefician directamente a las compañías, asimismo, éstas pueden penalizar a los conductores por no aceptar suficientes viajes, cancelarlos, no mantener las calificaciones de satisfacción del cliente o participar en cualquier comportamiento que las compañías determinen como motivo de suspensión o terminación.

La oficina de la Fiscal General busca una sentencia declaratoria que ordene a Uber y a Lyft a reclasificar a los conductores como empleados, con beneficios y protecciones que brindan las leyes del estado de Massachusetts. Pero, muchos de los trabajadores que conducen sus propios vehículos no quieren ser parte de una nómina laboral que los obligue a cumplir horarios y a pagar por un seguro médico. “Yo hago Uber Eats en el tiempo en que mis hijos están en la escuela, en esta empresa no voy a crecer profesionalmente, tampoco quiero trabajar toda la vida entregando comida o llevando pasajeros en mi carro, pero si tengo que cumplir un horario y me descuentan semanalmente por un seguro médico, dejo de hacer Uber”, expresó María Cadena, quien es venezolana y madre de dos niños.
La dominicana Jacqueline Morales, de 27 años, tiene una hija de 3 años y el dinero no le alcanza, por ello en su tiempo libre busca otra alternativa de trabajo, desde el 2017 conduce para Uber y Lyft. “Me gustaría ser parte de la compañía porque algunas veces conseguir pasajeros es muy difícil, entonces si pertenezco a Uber y a Lyft sería más fácil, las propinas también me ayudan mucho”, manifestó al tiempo de asegurar que podría pagar un seguro médico siempre y cuando la cuota sea accesible para ella.
