Estados Unidos experimenta una interrupción en la cadena de suministros hacia el país de bienes y materias primas. Este fenómeno incluye problemas en los medios de transporte, retrasos en las entregas, falta de personal y otros factores como el clima que conllevan a un aumento de los costos; por lo tanto, una preocupación latente es cómo incide en los precios que pagan al final los consumidores.
Frente a la costa de California hay barcos que esperan largos periodos para descargar contenedores, los camioneros están abrumados con el exceso de trabajo y los patios ferroviarios han presentado atascos, lo que aumenta los costos del transporte, aun con retrasos.
El problema en la interrupción del suministro no es nuevo para Estados Unidos, aunque se le haya prestado poca atención durante la pandemia. Los atascos y cuellos de botella comenzaron a registrarse a inicios de 2020 cuando China ordenó los primeros cierres por la pandemia del COVID-19. Desde entonces se han retrasado importaciones como toallas húmedas, chips, juguetes, piezas industriales y hasta materiales químicos, por ejemplo.
El origen
Ricardo Hausmann, fundador y director del Growth Lab de la Universidad de Harvard, explicó en exclusiva a El Tiempo Latino que las interrupciones se originaron por dos razones: la primera fue, en efecto, los cierres del aparato productivo para prevenir contagios de coronavirus.

Las organizaciones empresariales respondieron a una drástica disminución de las actividades, la caída del empleo y los mandatos de educación a distancia. Pero no se les pidió en 2020 estar listas para una recuperación súbita. “Ahora les dicen que produzcan al máximo. No estaban preparados para un aumento tan fuerte en la demanda”, dijo Hausmann.
El segundo elemento analizado por Hausmann, economista venezolano, es la guerra comercial con China. Señaló que se aumentaron los aranceles a productos chinos y las empresas han buscado fuentes distintas de suministro, pero “esas cadenas de valor han encontrado problemas y dificultades”.
Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis SV, coincidió con Hausmann en que el origen de la interrupción de suministros está en los cierres por la pandemia. A su juicio, los gobiernos no analizaron correctamente el impacto en la economía.
“Pensaban que cerrar la economía no tendría ningún impacto y luego, al reabrirla, no iba a pasar nada. Se han generado importantes problemas de cuellos de botella, ha habido muchas empresas que han entrado en graves dificultades financieras”, indicó Lacalle en una entrevista telefónica con El Tiempo Latino.
El economista, de origen español, acotó que el problema no sería tan severo si no se hubiese inyectado “una enorme cantidad de liquidez con la economía cerrada” y un aumento en el gasto público”. Advirtió que la política del gobierno de Joe Biden “empeoró el problema a corto plazo”.
Dentro de la cadena de suministros, ¿qué ocurre?

El problema en el transporte de suministros llegó a la Asamblea General de la ONU, el 29 de septiembre de 2020, cuando la Cámara Naviera Internacional (ICS) y otros grupos de transporte advirtieron que estaban en riesgo de colapsar tras más de un año y medio de restricciones.
“Los trabajadores del transporte mantienen el mundo en funcionamiento y son vitales para la libre circulación de productos, incluidas las vacunas y los equipos de protección personal, pero los gobiernos han fallado continuamente”, denunció ICS en una carta abierta a la ONU.
De acuerdo con un reportaje de The Washington Post, en septiembre el costo promedio de enviar un contenedor metálico rectangular estándar desde China a la costa oeste de Estados Unidos alcanzó un récord de $20 mil 586: casi el doble del precio en julio, que a su vez era el doble en comparación con enero, según el índice Freightos.
Con frecuencia, el equipo que trabaja en la manipulación de cargas no está donde se necesita y, cuando lo está, no hay suficientes camioneros o trabajadores de almacén para operarlo, de acuerdo con el medio de comunicación.
En la costa de California se observa la interrupción de la cadena de suministros con docenas de cargueros anclados.
El 1 de septiembre, 40 portacontenedores pertenecientes a empresas como Hyundai, NYK Line y Evergreen estaban anclados frente a la costa de California, a la espera de un atraque. Menos de tres semanas después, el número llegó a 73. Ahí se evidencia la interrupción de la cadena de suministros con docenas de cargueros anclados
Para transportar los bienes y materiales sin problemas de las fábricas en el extranjero a las direcciones en Estados Unidos, los buques transoceánicos, los contenedores de envío, las terminales de carga, los camioneros, los proveedores de chasis y los ferrocarriles deben trabajar en conjunto. Si hay un atasco, se produce un retraso que afecta a toda la cadena.

Los proveedores de ingredientes, por ejemplo, tienen plazos de entregas más largos por la falta de personal, escasez de materias primas y la imprevisibilidad del transporte por vía terrestre o marítima. En muchos casos, los lapsos se han prolongado de ocho a doce semanas, con los fabricantes de alimentos paralizados, comentó Rifle Hughes, socio comercial de innovación y estrategia de JPG Resources, a The Washington Post.
El 9 de julio pasado, Biden firmó una orden ejecutiva en la que exigió a los reguladores tomar medidas enérgicas contra la consolidación en las industrias del transporte marítimo y ferroviario, a fin de promover la competencia en toda la economía estadounidense. Sin embargo, el problema no ha sido resuelto.
Ahora se acercan las compras navideñas y la situación podría agravarse más. Los consumidores encuentran precios cada vez más altos y escasez de bienes como zapatos, equipos deportivos y hasta vehículos. Estados Unidos importa cantidades históricas de bienes.
El puerto de Los Ángeles, uno de los principales del país, espera manejar este año un récord de 10,8 millones de contenedores. Biden informó el miércoles 13 de octubre que la terminal funcionaría las 24 horas del día, los siete días de la semana, en un esfuerzo por aliviar la presión en 90 días.
¿Dónde queda la inflación?
En septiembre los precios al consumidor (IPC) subieron 0,4% y registraron un acumulado interanual de 5,4%, un máximo de inflación no visto en 13 años. Los datos fueron actualizados el miércoles 13 de octubre, son los más recientes por parte del Departamento del Trabajo. En agosto el incremento había sido de 0,3%.
El profesor Hausmann sostuvo que los precios han subido por dos motivos: el brusco aumento en la demanda de los hogares y los problemas de suministro en las cadenas de valor que implican, acotó, “aumentos puntuales de ciertos productos».
“En estos momentos la percepción que hay es que este proceso inflacionario tiene que ver con el proceso de recuperación de la economía; y a medida que se normalice y recupere en la post pandemia, estos problemas podrían aminorarse”, aseguró.
No obstante, señaló que el control de la inflación pasa por la capacidad de los gobiernos de normalizar la política fiscal y la monetaria, que se usaron para impulsar la recuperación. “Eso va a llevar a decisiones difíciles por parte de las autoridades, y si eso no ocurre la inflación se puede volver más permanente”, alertó.
Daniel Lacalle, por su parte, advirtió que la situación en Estados Unidos va a depender de cuánto dinero más se inyecte a la economía. “Se ha puesto encima de la recuperación un monstruoso plan de infraestructura que va a poner más tensión y más carga al suministro”, dijo.
Subrayó que “la política fiscal de Biden es multiplicar el déficit fiscal”. A su juicio, el gobierno “debe dar dos pasos atrás” porque la economía se recupera gracias a la reapertura, sin que hagan falta planes y estímulos.
¿Qué viene?
En 2022, se espera que los incrementos de precios de los alimentos en el hogar disminuyan entre un 1,5% y un 2,5%, por debajo del 2,5% al 3,5% en general en 2021, según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Esto quiere decir que se verán aumentos, pero en menor medida.
Los problemas de transporte, por su parte, se prevé que duren hasta 2022. Brian Bourke, director de crecimiento de SEKO Logistics, dijo a The Washington Post: “Va a empeorar de nuevo antes de mejorar (…) Las cadenas de suministro globales no están diseñadas para esto. Todo se está derrumbando”.