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Relevistas que abren, abridores que cierran y unos Dodgers que resisten

Dave Roberts / Captura de MLB Network

La victoria que este jueves mantuvo con vida a los Dodgers de Los Ángeles en las Series de Campeonato de la MLB es también el más claro signo de cuánto han cambiado las cosas en el beisbol.

El manager Dave Roberts no tenía disponible a ninguno de sus ases. Clayton Kershaw está lesionado. Trevor Bauer está suspendido. Max Scherzer, Walker Buehler y Julio Urías necesitaban descansar.

El equipo con el mejor quinteto de iniciadores en este siglo se quedó corto de munición.

¿Qué habría hecho cualquier dirigente promedio, algunos años atrás o incluso hoy? Darle la pelota al pitcher que pueda ir lejos y cruzar los dedos con la esperanza de que llegue al cuarto o al quinto inning.

Era un juego de eliminación en los playoffs de las Grandes Ligas, vamos. Todo estaba en riesgo para los californianos, el equipo más rico del beisbol. Una derrota y a casa, a lamentar la caída.

¿Y qué hizo Roberts? Sin duda no pensó en aquella fórmula. Aplicó más y mejor que nunca la premisa de que en la acción decisiva de octubre cualquier entrada es la novena entrada.

El estratega llamó a sus relevistas cortos, uno tras otro, desde el primero hasta el último out.

Ninguno tiró más de dos actos. Ninguno llegó a los 30 lanzamientos. Siete de ellos permitieron uno o ningún hit. Solo Joe Kelly recibió anotaciones.

Sí. Irónicamente, Kelly fue el abridor de Roberts. Sacó dos outs y se lo llevó. Salió lastimado, es verdad, pero el guión parecía como si se tratara de un encuentro con un marcador de 2-0 en el séptimo u octavo tramo.

La pizarra sí estaba 2-0, en efecto, pero era apenas el primer pasaje. Los Bravos de Atlanta habían tomado ventaja con un jonrón de Freddie Freeman que encontró a Ozzie Albies a bordo.

Ya Roberts le había dado la vuelta al librito en su guerra de estrategias contra Gabe Kapler, su colega de los Gigantes de San Francisco, en las Series Divisionales. También comenzó con su bullpen en un duelo decisivo. Pero esa vez sí usó a un monticulista de largo aliento, Urías, que entró en el tercero y se marchó en el séptimo.

En aquella oportunidad simplemente invirtió el orden de sus serpentineros, pero usó a su abridor crédito. Quiso obligar a Kapler a escribir una alineación inusual, combinando zurdos y derechos, en lugar de su lineup tradicional según la mano del iniciador contrario. Le sacó de balance, primero, y le restó profundidad en la banca, luego, cuando Kapler se llevó a dos de sus zurdos favoritos apenas ingresó el mexicano.

Esa noche terminó con un movimiento casi poético: Scherzer, uno de los grandes ases de los últimos lustros, fue llamado a cerrar el tope.

En esta ocasión, decidió ir con ocho setups, de principio a fin.

Brian Snitker, manager de los Bravos, usó a sus apagafuegos de principio a fin en el choque anterior y también ganó. Pero sí llamó a un pitcher de largo aliento durante la jornada, Drew Smyly, un abridor durante la campaña regular, y Smyly lanzó entre el segundo y el quinto.

La Serie Mundial de 2016 y el influjo del nuevo análisis son la tierra de donde salieron estos barros. Los Cachorros de Chicago no habrían ganado su primera corona en más de un siglo si Joe Maddon no le da un uso heterodoxo a su cerrador cubano Aroldis Chapman, sacándolo del noveno tramo para emplearlo cuando más lo necesitaba. Su rival, Terry Francona, llamó a sus principales setups a mitad de juego, con Andrew Miller a la cabeza, bajo la premisa de que un incendio en el quinto podía ser decisivo… porque ¿para qué reservar a tus mejores brazos para el final, si al final todo puede estar decidido ya?

Kevin Cash inventó aquello de usar al cerrador en el primer inning, en 2018. Al poco de eso le puso nombre: opener, para diferenciarlo del abridor tradicional (starter, en inglés).

La táctica era usar a un taponero incómodo para tratar de liquidar la parte alta de la alineación rival, la más difícil, y traer luego a un pitcher que fuera más lejos una vez que llegara la tanda baja, la más fácil. Cash encontró una tendencia: la primera es la entrada en la que se fabrican más rayitas. Y su solución fue, y sigue siendo, usar un opener cuando no tenga disponible a alguno de sus ases.

Esto es viable cuando se posee el cuerpo de monticulistas de los Rays en estos últimos años. O cuando se cuenta con el staff de los Dodgers, el más notable en 2021, el que mejor efectividad tuvo en toda la MLB y el que menos carreras permitió.

Con esa abundancia de brazos, es más fácil ser revolucionario, especialmente con la garantía de contar luego con un día de descanso para todos.

Las pruebas ya habían demostrado que en la audacia está la solución a lo que antes se resolvía con resultados inciertos. Roberts parece dispuesto a conseguir su maestría en esta postemporada. Y está marcando un camino que muy pronto muchos otros van a seguir.

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