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¡No más lesiones de pitchers con el bate, bateador designado universal ya!

Eliéser Hernández / Captura de MLB Network

Eliéser Hernández esperó con ansias durante dos meses por ese juego del jueves. Los Marlins de Miami esperaron quizás con mayor impaciencia que él. Uno de sus mejores brazos jóvenes estaba fuera, en la lista de lesionados de la MLB. No todos los días le das la bienvenida a alguno de tus pitchers más efectivos.

Hernández fue reactivado justo antes del encuentro contra los Piratas de Pittsburgh y lanzó tan bien como se creía. Durante cinco innings aisló tres hits y una carrera. Dio apenas un boleto y ponchó a seis rivales.

Todo iba como soñó el manager Don Mattingly, hasta que el derecho venezolano intentó anotar desde tercera base con un rodado lento al cuadro. Sí, en la Liga Nacional todavía batean los pitchers y el oriundo de Ocumare del Tuy había dado un hit unos minutos antes.

No es común que Hernández se embase. Suele ser inofensivo con el madero en las manos, como casi todos los monticulistas. De por vida muestra un average paupérrimo de .063, apenas. Lo normal es que lo hagan out.

Más les hubiera  convenido a los Marlins que fallara en ese turno también. Porque estando en tercera, esperando remolque, tuvo que mover las piernas a todo gas para poder llegar a salvo al home. Y aunque pisó el plato a tiempo, terminó tendido en el suelo, con una distensión muscular en el cuádriceps, la cara delantera del muslo.

Horas después de terminar el duelo, Hernández fue puesto en la lista de lesionados nuevamente. No pasó un solo día completo con salud.

El problema no fue por el esfuerzo de lanzar. Ocurrió al cumplir con una tarea que los amantes tradicionalistas de juego adoran, pero que ya no debería existir más. Los pitchers no deberían batear ya.

La primera razón por la que ya deberíamos tener un bateador designado universal es el espectáculo en sí. Por cada Jacob deGrom, que también puede dar hits, hay 20 monticulistas que lucen horrendo al tratar de darle a la bola. Y eso cuando intentan darle.

Los hay quienes solo se paran en el plato sin esperanza de pegarle a la pelota. Una mayoría se limita a tocar para sacrificarse, aunque haya un out en la pizarra. Eso no es estrategia. Es resignación. Es regalar un pedacito del juego al adversario, al tedio, a la nada.

Siete pitchers de los Marlins han ido a batear al menos cuatro veces en esta campaña. Solo uno tiene .250 de promedio. Los demás fluctúan entre .111 y .000.

Pero el espectáculo no solo merma con un turno perdido en el lineup cada dos o tres innings. El único verdadero lance estratégico –la duda entre sacar a tu tirador antes de tiempo por un bateador emergente– no vale el riesgo de perder de cuando en cuando a una figura del morrito por tener que participar de la ofensiva.

Hernández solo es uno en una lista que en este siglo abarca nombres como Chien-Ming Wang, Randy Johnson, Adam Wainwright o Jimmy Nelson.

Hay demasiado dinero invertido en desarrollar serpentineros. Es demasiado el tiempo y el esfuerzo, para perderlos de golpe porque se desgarran corriendo entre las almohadillas o reciben un pitcheo en un dedo tratando de tocar.

Solo basta verles en las prácticas de bateo para tener claro que resulta contra natura para su oficio: los pitchers no deben batear.

Una mayoría de equipos está de acuerdo con eso. También la MLB y la Asociación de Peloteros, gran parte de los agentes y muchísimos jugadores. La prueba llevada a cabo por causa de la pandemia, en 2020, fue un éxito. Pero la discusión del contrato colectivo impidió que se mantuviera en 2021 el bateador designado universal.

Ases como Hernández seguirán perdiendo el tiempo en la lista de lesionados por tener que hacer algo que no saben, que casi siempre hacen mal y que a menudo termina en pesadilla para todos, como acaba de pasar en esta ocasión.

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