En el área de Boston, la inestabilidad de vivienda tiene un impacto negativo en la salud y el bienestar emocional de las personas que viven en hogares vulnerables, según el informe Health Starts at Home publicado por Boston Foundation este 1 de junio.
El estudio se basó en un programa de ayudas dirigido por BF entre 2016 y 2019. El equipo se asoció con cuatro organizaciones para recopilar datos sobre la atención médica y el acceso a la vivienda de 137 familias durante el primer año del proyecto.
Un 78% de las familias estudiadas eran hispanas o afroamericanas, de dicha cifra, un 66% hablaba español en casa. La mayoría de las personas encargadas del hogar eran madres solteras y casi la mitad (47%) apenas tenía educación primaria.
Tal y como señala Soni Gupta, directora senior de Vecindarios y Vivienda de la Boston Foundation, «los datos ilustran tanto los impactos multidimensionales de la inestabilidad de la vivienda en la salud y el bienestar de las familias».
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El 58% de la población analizada se encontraba en viviendas de mala calidad, un 44% estaba en condiciones de hacinamiento, el 66% tenía problemas para pagar el alquiler o la hipoteca a tiempo y un 92% temía enfrentarse al desalojo, la falta de vivienda o traslado forzoso.
Un 23% de los encuestados calificó la salud general de sus hijos como regular o mala. Asimismo, más de la mitad de los niños visitó emergencias al menos una vez en los seis meses anteriores al estudio. Mientras que un 48% tuvo que ser atendido de emergencia.
Por otra parte, el informé indicó que alrededor de un 60% de quienes se encargaban del hogar desarrollaron ansiedad y depresión debido a su situación.
«En general, la evaluación ilustra la importancia de los recursos competentes para las familias vulnerables y sugiere que la prestación de servicios de apoyo y asistencia para la vivienda es esencial para mejorar la salud, reducir la ansiedad y la depresión», concluye el estudio.