
Fue una imagen que rompió corazones cuando fue televisada al mundo: vestida toda de negro, con la cabeza inclinada, la reina Isabel II se sentó aislada y sola dentro de la capilla de San Jorge, mientras la familia real se reunía bajo estrictas restricciones por el coronavirus para darle el adiós a príncipe Felipe, duque de Edimburgo.
Después de 73 años de matrimonio, la monarca británica estuvo sola cuando el ataúd ingresó al lugar. Para muchos, parecía vulnerable, tal vez por primera vez en un largo reinado.
En las redes sociales, muchos dijeron que estaban desconsolados y profundamente entristecidos por las escenas de la monarca durante el funeral, mientras que otros dijeron que las imágenes eran un guiño a la fuerza de su carácter, como mujer, esposa y reina.
La imagen de una familia obligada a reunirse en un reducido grupo para despedirse de un ser querido es una experiencia compartida durante la pandemia de coronavirus: millones de personas en todo el mundo han tenido que honrar a sus seres queridos bajo estrictas reglas y regulaciones.
“Un recordatorio de cómo esta pandemia ha cambiado todas nuestras vidas. La reina se sienta sola, con una máscara puesta, mientras se despide de su ‘fuerza y permanencia’ durante gran parte de su vida”, se leía en un tweet, mientras que otros elogiaron la valentía de la monarca frente al dolor.
La frase “ver a la reina” fue tendencia en el Reino Unido el sábado, ya que muchos escribieron sobre sus sentimientos al ver a su majestad en duelo y aislada como resultado de las restricciones del COVID-19.
“Ver a la Reina sentada sola, con la cabeza gacha, es simplemente desgarrador”, tuiteó el periodista Dan Whitehead.
Cuando terminó el funeral, algunos espectadores dijeron que nunca habían visto a la reina lucir tan sombría y abatida.
Su atuendo de luto hizo contraste con los vestidos habituales con los que el público está acostumbrado a verla. La reina, que es considerada por algunos como un ícono de estilo, con frecuencia usa colores como el azul claro, verdes luminosos y abrigos amarillos brillantes con un sombrero a juego.
Con información de Jennifer Hassan/The Washington Post.