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Raúl Castro renuncia a su cargo en el Partido Comunista de Cuba

Castro comenzó la transición de poder hace tres años cuando renunció al título clave de presidente

Castro
INTERNACIONAL. El general del Ejército Raúl Castro Ruz (c), asiste al VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba que se realiza en el Palacio de Convenciones en La Habana, hoy 16 de abril de 2021. EFE /ACN / Ariel Ley Royero

Sesenta y dos años después de que una banda de revolucionarios derribara Cuba por el camino de la confrontación con Washington y desatara oleadas de exiliados que remodelaron ciudades estadounidenses, el último de los hermanos Castro, figuras imponentes de la Guerra Fría, anunció que cederá el poder oficial.

La esperada salida de Raúl Castro, de 89 años, ha sido una crónica de una jubilación anunciada. El hermano menor de Fidel Castro ha insinuado durante una década una fecha de caducidad de su vida pública. El viernes, dijo que renunciaría como primer secretario del Partido Comunista.

Raúl Castro será recordado como la prosa de la poesía de su hermano, una figura menos vistosa y más arraigada que impulsó un Estado comunista que a menudo parece atascado en el tiempo para adaptarse a la realidad moderna. Su partida, que llegaría cuatro años y medio después de la muerte de Fidel, pone fin a una era que ha visto al sistema cubano sobrevivir -si no prosperar- a través de décadas de tensos enfrentamientos con presidentes estadounidenses, desde John F. Kennedy hasta Donald Trump.

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El más reformista de los hermanos que derrocaron la dictadura de Fulgencio Batista, respaldada por Estados Unidos, en 1959, deja en marcha un importante período de cambio político y económico, aunque nunca fue lo suficientemente lejos para la mayoría de los cubanos, y no ha impedido que la nación insular caribeña de 11 millones se hunda en lo que hoy es su crisis económica más brutal desde la caída de la Unión Soviética.

Muchos observadores esperan ahora que otros miembros de alto rango de la vieja guardia revolucionaria de Cuba ofrezcan sus últimos arcos en el congreso del partido, un evento que se celebra cada cinco años.

«Creo que será considerado como una figura más pragmática que su hermano, quien reconoció que los profundos defectos dentro del sistema deben ser abordados, particularmente dentro de la economía si no políticamente», dijo Ricardo Herrero, director ejecutivo del Grupo de Estudio de Cuba, un organismo cubanoamericano que promueve el diálogo entre Washington y La Habana. «Tal vez no tuvo el impulso de ver muchas de las reformas que él mismo apoyó al principio de su mandato hasta el final».

Castro comenzó la transición de poder hace tres años cuando renunció al título clave de presidente, un manto que tomó de su locuaz hermano en 2011. Fue otorgado a su sucesor elegido a dedo, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero de 60 años que ha tratado de encarnar a una nueva generación de líder cubano, uno que ha cambiado el drab olivar de los Castro por una guayabera blanca causal y que abraza las redes sociales.

En ese momento, Castro también se comprometió a renunciar al último pilar de su autoridad – el puesto del partido, un cargo considerado más poderoso que el presidente – este año. Se espera que eso suceda durante el congreso del partido, que se extiende de viernes a lunes.

De acuerdo con el funcionamiento opaco del gobierno cubano, no ha habido confirmación oficial de que renunciará este fin de semana, como prometió en 2018, pero las expectativas de que estará muy extendido, como es la creencia de que seguirá ejerciendo una enorme influencia como patriarca de la nación.

Se dice que estaba construyendo un complejo de retiro en Santiago de Cuba, la segunda ciudad de la isla, mientras que el fin de semana en las montañas donde ayudó a cambiar el curso de la historia. El ataque guerrillero de 1953 contra el Cuartel Moncada en la ciudad del sureste es ampliamente considerado como el inicio del movimiento que culminó con su toma triunfal del poder en 1959.

La revolución transformó a Cuba de un patio de recreo caribeño para estadounidenses ricos en un estado policial unipartidista sinónimo de represión y antiestadounidenses. desafío, a pesar de que La Habana logró un reconocimiento mundial sobredimensionado en los campos de la medicina y la atención médica. El cambio de Cuba al comunismo también cambió las comunidades estadounidenses, en ninguna parte más que Miami, donde los exiliados acomodadas transformarían la política, la economía y la cultura de la ciudad. En el sur de Florida, convertirían el español en una lengua de poder y riqueza.

Castro en los últimos años se ha alejado del ojo público. Cuando ha aparecido, ha jugado contra el león en invierno, preparado para pasar su corona.

The Washington Post. Traducción libre por El Tiempo Latino.

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