Nayib Bukele hizo historia el domingo. Se convirtió en el presidente electo más joven de El Salvador, rompió con más de 30 años de bipartidismo en el poder y obtuvo más votos que las dos principales organizaciones políticas del país centroamericano.
El candidato de la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) logró 53% de los votos en la primera vuelta, descartando ir una segunda elección. Su mandato comenzará el 1° de junio, cuando el actual presidente, Salvador Sánchez Cerén, le ceda el poder para los próximos cinco años.
Al cierre de esta edición, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) había procesado 99,94% del total de las actas de votación, otorgando 1.388.009 votos a Bukele (53,027%), 831.726 votos al empresario derechista Carlos Calleja (31,775%), representante de la coalición de la Alianza por un Nuevo País; 377.404 votos al izquierdista Hugo Martínez (14,418%), del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN); y 20.423 votos a Josué Alvarado por Vamos (0,78%), una organización independiente recién creada.
Bukele, el “candidato del cambio”, deberá afrontar los grandes males de El Salvador: la corrupción, la violencia y la pobreza, que han causado la migración de miles de personas hacia Estados Unidos y otros países en busca de una mejor calidad de vida.
EFE/Rodrigo Sura
POLÍTICA. Nayib Bukele se autoproclamó ganador de las presidenciales en El Salvador la noche del 3 domingo, al conocer la tendencia irreversible de los resultados.
“El Salvador ha pasado la página de la posguerra y ahora podemos empezar a ver hacia el futuro”, dijo Bukele la noche del domingo al autoproclamarse ganador, luego de conocer la tendencia irreversible de los resultados.
Victoria histórica
El mapa político de El Salvador cambió por completo. Por primera vez desde 1994, ni la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) ni el FMLN, los principales partidos por trayectoria, obtuvieron mayoría en ninguno de los departamentos. Bukele arrasó en todas las regiones.
La victoria de Bukele marcó un antes y un después para Arena y el FMLN. Resaltó también la baja participación en los comicios. Solo 51,8% de los ciudadanos convocados a sufragar, más de 5,2 millones, participaron en el proceso.
De acuerdo con datos de EFE, la concurrencia en los comicios presidenciales ha ido en descenso en los últimos años. En 2004 la participación fue de 67,3%, en 2009 de 61,9% y en 2014 de 55,32%, según información oficial.
“Hemos pasado la página de la posguerra, la guerra civil que terminó con los acuerdos de Paz, continuó con la posguerra y vivimos gobernados por dos partidos de la posguerra, que representaba al bando de la derecha y al de guerrilla”, expresó el presidente electo en un breve primer discurso.
EFE/Rodrigo Sura
RESPALDO. Simpatizantes de Nayib Bukele celebraron su victoria la noche del domingo 3 de febrero en la Plaza Morazán, en San Salvador.
José Miguel Cruz, profesor de la Universidad Internacional de Florida, aseguró que la victoria de Bukele tiene origen en la desilusión ciudadana en los partidos políticos que han gobernado El Salvador.
“Lo que explica el triunfo de este candidato y la fuerza con la que ganó es que la gente está profundamente decepcionada con los partidos tradicionales, que se han visto envueltos en escándalos de corrupción y que no han resuelto los grandes problemas que afectan al país”, dijo el analista político salvadoreño a BBC Mundo.
Elías Antonio Saca, presidente entre 2004 y 2009 por Arena, fue condenado en 2018 a 10 años de cárcel por peculado y lavado de dinero. Mientras que Mauricio Funes, quien gobernó entre 2009 y 2014 por el FMLN, fue señalado por varios casos de corrupción, pero no ha sido capturado por estar refugiado en Nicaragua. Hasta el momento no han prosperado las órdenes de captura y extradición ante la Interpol.
Perfil
Nayib Bukele, un publicista de 37 años, aparentemente no tiene una postura política definida, pero viene de las filas del izquierdista FMLN. Incursionó en la política en 2011, cuando se postuló y ganó los comicios para dirigir la alcaldía de Nuevo Cuscatlán, en el departamento de La Libertad, entre 2012 y 2015.
Luego ganó las elecciones para alcalde de San Salvador, la capital del país, donde gobernó hasta 2018. El líder político ha ganado popularidad con un estilo juvenil, por su uso de las redes sociales y por mantener un discurso anticorrupción considerado “antisistema” por algunos seguidores, reseñó el diario elsalvador.com.
En 2017 Bukele comenzó a tener diferencias con miembros del partido FMLN. Fue acusado de “agresiones verbales” por la síndica Xochilt Marchelli y se enfrentó en Twitter con Lorena Peña, una dirigente histórica del partido izquierdista. Finalmente, el 10 de octubre de ese año fue expulsado de la organización.
Bukele intentó lanzar su candidatura por la organización Nuevas Ideas, pero esta no podía participar en el proceso comicial al no tener tiempo de realizar unas primarias, un requisito legal indispensable. Luego se inscribió en el partido Cambio Democrático, que quedó inhabilitado por no recibir un mínimo de votos en las elecciones previas.
Antes de vencer el plazo de postulación, Bukele recibió el respaldo de GANA dejando por fuera a Will Salgado, aspirante presidencial del partido.
Posición regional
“Gracias todos los salvadoreños, a todos los que votaron por nuestra opción y a los que salieron independientemente de su preferencia política y a quienes defendieron el voto”, remarcó Bukele.
El próximo gobierno de El Salvador tendrá una postura distinta ante países como Venezuela y Nicaragua, que viven en crisis social y política con violaciones a los derechos humanos, según adelantó Félix Ulloa, vicepresidente electo.
Dos semana antes de ganar, Bukele publicó en Twitter: “Dictadores como Maduro en Venezuela, Ortega en Nicaragua y Juan Orlando en Honduras jamás tendrán ninguna legitimidad, porque se mantienen en el poder a la fuerza y no respetan la voluntad de sus pueblos”.
El periodista nicaragüense Carlos Chamorro, director de los medios Esta Semana y Confidencial, sostuvo que la posición de Bukele dejará sin apoyo político a Daniel Ortega, mandatario de Nicaragua, en Centroamérica. Espera que la diplomacia salvadoreña aumente la presión a favor de los derechos humanos ante la OEA.
