El desplome de David Price, este sábado, es un recordatorio de cómo una inesperada fragilidad puede poner en peligro toda una temporada y la aspiración del equipo más ganador de 2018.
Price fue bombardeado por los Yanquis. No pudo sacar el tercer out del segundo inning cuando ya se habían ido a las duchas. Permitió tres hits, incluyendo dos jonrones, y dio dos boletos. Recibió tres carreras.
Cualquiera tiene una mala salida. El problema es que esto no es un hecho aislado. Hay una tendencia que hace sonar las alarmas.
Price tiene 10.90 de efectividad en sus cinco presentaciones este año contra Nueva York. Son 21 carreras en 17.1 innings. Pero sus totales contra el gran rival de los Medias Rojas son malos en el largo plazo. Desde que llegó al Fenway Park, muestra un promedio de 7.95 en 12 aperturas que ha hecho contra los del Bronx. No es casualidad.
De las cuatro veces en su vida que ha ha explotado antes del tercer pasaje, tres han sido ante los rivales de esta Serie Divisional.
No se trata solamente de los Yanquis. Price ahora suma 75 entradas en postemporadas y ha tolerado 5.28 carreras limpias por cada nueve actos.
No se puede ganar la Serie Mundial sin lanzadores dominantes, y ahora mismo solamente Chris Sale parece ser la única garantía para Boston, ante los altibajos que ha tenido Rick Porcello y las dudas que llevaron al manager Alex Cora a dudar entre Nathan Eovaldi y Eduardo Rodríguez.
Los Medias Rojas necesitan al mejor David Price, no a ese del viernes, para mantener la posibilidad de conquistar la corona.