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Chris Sale vuelve a ser Chris Sale

Rectas de 95 y 96 millas por hora. Cinco innings en blanco, para comenzar su labor. El slider cortante de siempre. Chris Sale le dio la bienvenida a los playoffs en la forma que tanto querían los aficionados: volviendo a ser el pitcher que ha causado tanta admiración.

Los fantasmas surgidos en la espera de la Serie Divisional se disolvieron en el aire del Fenway Park, este viernes, a medida que los envíos del as de los Medias Rojas recorrían silbando el breve espacio entre la lomita y el plato.

Mostró lo mejor de él, mientras dominaba a placer al único lineup en la historia de las Grandes Ligas con nueve integrantes de 20 cuadrangulares o más.

Los Yanquis lo emboscaron en el sexto episodio. Con tres sencillos y un rodado le fabricaron dos carrera. El manager Alex Cora se lo llevó después de eso. Ya tenía 93 pitcheos. Era la hora del bullpen.

Cora pronosticó durante la semana que Sale sería el pitcher de sus mejores tardes, que saldría a dominar. Los últimos días estuvieron cubiertos por una pátina de temor, ante los inconvenientes físicos de los pasados meses y la baja velocidad que presentó en su última salida de la temporada regular, con rectas de apenas 90 millas por hora. Ya no más.

El primer encuentro de la postemporada fue lo que querían los bostonianos, más un toque de suspenso. Hubo batazos largos, ventaja temprana y un Craig Kimbrel que ponchó a los últimos tres Yanquis, luego de recibir un jonrón que puso la pizarra 5 por 4.

Pero la mejor noticia, poniendo a un lado la victoria en sí, fue el regreso en grande del pitcher que deberá abrir un crucial quinto juego, si es que la serie llega hasta allí. Esa buena noticia fue que Sale volvió a ser Chris Sale.

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