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EDDIE PALMIERI: “Un artista es un loco inspirado”

El maestro Eddie Palmieri va a cumplir 81 años el próximo 15 de diciembre, pero la edad no lo detiene en lo absoluto. Acaba de regresar de una gira por China, Japón, Rusia y Ucrania y está terminando un disco con una banda de 13 músicos.

Conocido como uno de los mejores pianistas de los últimos 60 años, con 9 premios Grammy y un sin número de importantes reconocimientos, Palmieri es una leyenda de la salsa, que ha sabido combinar originalmente su patrimonio puertorriqueño con la complejidad de sus influencias jazzísticas: Thelonious Monk, Herbie Hancock y McCoy Tyner.

El próximo sábado 4 de noviembre, Palmieri dará un concierto en el Berklee Performance Center, de la mano de Celebrity Series of Boston, y a propósito de esta visita tuvimos la oportunidad de entrevistarlo.

Hijo de inmigrantes puertorriqueños y criado en Harlem, Nueva York, Palmieri viene de una familia musical: su abuela cantaba, sus tíos tocaban guitarra y su hermano asistía a la famosa Juilliard School of Music de Nueva York. «Me crié en el Bronx, y de un extremo a otro había clubes sociales que ahora se conocen como pandillas», explica. «Fui muy afortunado por la insistencia de mi madre de que mi hermano y yo aprendiéramos el piano y no tuviera elección en el asunto, aunque intenté rebelarme”. Cuando tenía 11 años ya tocó en el Carnegie Hall de Nueva York. En 1961, fundó su primera banda, Conjunta La Perfecta. Su hermano, el pianista Charlie Palmieri, apodó su estilo «trombanga» ya que usaba trombones para hacer sonar la tradicional «charanga».

En 1974, en el pináculo de su éxito, Palmieri lanzó su disco The Sun of Latin Music, que le valió su primer premio Grammy, hecho que marcó la primera vez que la música latina fue reconocida por The Recording Academy. Entre los numerosos galardones que ha recibido, destaca la Chubb Fellowship de la Universidad de Yale, que lo reconoció en 2002 por desarrollar comunidades a través de la música, un premio suele estar reservado para los jefes de Estado internacionales.

Nacido el 15 de diciembre de 1936 en Harlem, Nueva York, a inmigrantes puertorriqueños, Palmieri creció con un padre, Carlos, reparador de radio y televisión que dirigía una comida llamada El Mambo, y su madre, Isabel, costurera. La familia de Palmieri también era muy musical: su abuela cantaba, sus tíos tocaban la guitarra y su hermano asistía a la Juilliard School de música. La familia animó a Eddie ya su hermano mayor, Charlie, a comenzar clases de piano cuando eran niños.

Maestro Palmieri, a sus 80 años usted luce muy activo. ¿Qué proyectos ha estado haciendo últimamente?

En los últimos 2 meses fui a China, Japón, Rusia y Ucrania con mi orquesta de Latin Jazz. Incluso di un concierto donde estuvo presente el presidente de Rusia, Putin. Pero además tengo otra orquesta llamada “La Banda que Manda” que es más grande, de 13 músicos con el cantante John Olivera, con la que estoy grabando mi último disco que lleva por título “Mi Luz Mayor”.

Cuéntenos un poco más sobre ese disco, ¿cuándo sale a la venta?

Este es un disco muy especial para mi porque fue dedicado a mi esposa, que falleció hace 4 años. Grabamos con 4 saxofones, 4 trompetas y 4 trombones, así que es una orquesta de potencia concentrada, como yo la llamo. También grabaron conmigo Gilberto Santa Rosa y Santana. El disco va a estar muy bueno y tenemos pensado sacarlo para el Día de San Valentín del año que viene.

¿Es un disco de salsa?

Se le conoce como salsa pero yo pienso que ese término está equivocado porque engloba muchos otros géneros a los que hay que llamar por su nombre. Todos los patrones de lo que llaman salsa salen de la madre rumba, de Cuba. El guaguancó, el mambo, la guaracha, danzón, cha cha cha, todo tiene su propio nombre y hay que respetarlo. Como dicen por ahí, “La única salsa es la que yo le pongo al espagueti mío”.

¿Con cuál de estas dos orquestas se va a presentar en Boston?

A Boston vamos a ir con el Latin Jazz Ensamble, somos 7 y vamos con música bailable. El vocalista es Germán Olivera. No se lo pierdan porque ahí vamos a poner a todo el mundo a bailar.

¿Cómo logra tener tanta energía a su edad, y ser tan productivo?

Yo estoy activo porque esto es lo que yo amo hacer y no tengo más remedio que hacerlo para ser feliz. El gran trompetista cubano Chocolate, que grabó conmigo el tema “Vámonos pal monte”, me enseñó que después de los 50 años uno tiene que contar de a 1. Así que siguiendo esas cuentas a penas tengo 53, y así me siento. También yo tengo un secreto que me da fuerza, un mojo de ajo, berro y perejil con aceite de oliva virgen. Me lo tomo después de un trago o una comida y así me curo el estómago.

¿Qué siente con lo que le ha pasado a Puerto Rico?

Puerto Rico más nunca va a ser igual. La gente se está yendo, es muy triste la situación, y vemos la vergüenza que ha sido Donald Trump, tirando toallas de papel. Pasarán años y años para recuperar a la isla. Pero no es sólo Puerto Rico, ahora uno tiene miedo de que venga una persona con dinamita encima, o a echar tiros. La pobreza es pariente de la guerra y el crimen. Cada día se pone peor para nosotros poder existir. Pero Vicentico Valdez, cantante de Tito Puente, me dijo algo muy cierto: “Es un peligro estar vivo, pero muerto no se puede vivir”.

Mientras tanto, yo traigo un poco de alegría a los bailadores con mi música, los voy a poner a gozar con mi orquesta.

¿Qué le hace feliz además de tocar el piano?

Lo que más me alegra el alma y el corazón es ver a la gente bailando mi música. Ellos ya no están pensando en todos estos problemas; están viviendo el presente en ese instante. Un periodista me preguntó hace poco si era verdad que yo estaba loco y yo le respondí: “por supuesto que sí”. Porque un artista o es un loco inspirado.

Boston es cuna de varias escuelas de música importantes ¿Qué mensaje tiene para los músicos?

Que se preparen. No es suficiente el talento, sino también la preparación. Así, cuando se presenta una oportunidad, se puede aprovechar al máximo y va a valer la pena.

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