El lunes 25 de septiembre, Kelly García, esposa del diputado al Consejo Legislativo del estado Barinas en Venezuela, Wilmer Azuaje, visitó Washington DC para reunirse con Luis Almagro como parte de una gira internacional con el fin de denunciar las condiciones inhumanas en las que se encuentra privado de libertad su esposo.
En su gira internacional estuvo incluida Colombia, pues visitó Bogotá justamente cuando el Papa Francisco realizaba su peregrinación por el país. Allí permaneció por tres semanas, para luego entrar a EEUU, en donde asistió a tres audiencias en los siguientes lugares: la Organización de Estados Americanos (OEA), el Congreso y Human Rights Watch. Próximamente tiene previsto visitar Chile, Argentina y algunos países de Europa, según aseguró la activista a El Tiempo Latino.
¿Qué le dijo Almagro?
Me dijo: «Vamos, pa’ arriba. Tenemos que seguir la lucha». A veces uno piensa que está luchando contra algo más fuerte, porque en el gobierno de Maduro no hay ningún organismo donde se pueda denunciar, pero existen otras instancias internacionales. Queremos la libertad de mi esposo y de los presos políticos en Venezuela. El tema estuvo centrado en pesos políticos.
Uno de tres diputados secuestrados
“Mi esposo es un líder político y representativo del estado Barinas. Un mes antes había anunciado su posible candidatura a la gobernación y allí inicia la persecución por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin, policía política). Funcionarios del organismo le habían informado que estaban detrás de él y que venía una comisión exclusivamente de Caracas para llevárselo. Wilmer es el tercer diputado secuestrado por el gobierno, junto a Gilber Caro y Renzo Prieto. En la actualidad, es uno de los presos políticos más torturados en Venezuela”. Resulta importante destacar que la inmunidad parlamentaria, que protege a los funcionarios de ser detenidos y procesados, fue violada.
El día 2 de mayo empezó el calvario para la familia Azuaje, pues Wilmer fue interceptado por funcionarios de la policía política, cuando se encontraba en su vehículo con el asistente Giovanni González, también detenido en el operativo. “Lo llevaron a las 3 am del Sebin Barinas al Helicoide (prisión política en Caracas) de manera arbitraria. Desde ese momento empezaron las violaciones a los DDHH. Antes de ser trasladado en una avioneta de la Guardia Nacional Bolivariana, vimos cómo cayó al piso y fue golpeado por funcionarios”, luego lo lanzaron a la aeronave e inició la desaparición forzada.
Dos videos que evidencian la tortura
El 22 de julio circuló en las redes sociales un video en el que se veía al diputado preso en condiciones precarias. El mismo funcionario que en el pasado formó parte de la organización política con la que llegó Hugo Chávez Frías al poder (MVR), hoy día Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), pero que denunció a una ficha sagrada: Adán Chávez, hermano del ex presidente difunto, por estar involucrado (junto a su familia) en actos de presunta corrupción.
En el audiovisual aparecía sentado con recipientes de agua y otros aparentemente llenos de orine a su alrededor. Allí mismo, denunció que hacía sus necesidades en botellones, así como en papel periódico, que después debía recoger. Detrás de él se observaba, para ese entonces, una estructura metálica en la que posteriormente aparecería amarrado de un pie y una mano, sujetado con esposas y una correa.
Un mes y un día después otro video se hizo viral y allí mostró heridas en el brazo izquierdo, mientras que aparecía en el piso desnudo, en ropa interior y amarrado a una reja. Según García, el más reciente video salió a la luz pública dos días después de que la juez a cargo del caso, tomara la decisión de enviarlo a una cárcel común, es decir, donde albergan a criminales procesados por asesinatos, violaciones y delitos distintos a los que le imputaron al diputado.
Azuaje es procesado bajo los cargos de asociación para delinquir, resistencia a la autoridad, posesión de armas de guerra y uniformes militares. “Ver esas imágenes fue muy fuerte, ver cómo estaba siendo vilmente torturado… Hasta el día de hoy mi esposo no ha tenido la primera visita con sus abogados. Yo sólo lo he podido ver dos veces con las bebés. Wilmer tiene cuatro hijos, las dos menores conmigo: Violeta (3 años) y Celeste (1 año y medio) . Ha sido sumamente difícil sobrellevar la parte familiar. La comunicación es muy escasa. La primera vez que lo vi tenía un poco más de 10 kg menos. Celeste no lo reconocía”.
¿Qué pasó con la medida de casa por cárcel?
“El 12 de julio, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), sacó una medida sustitutiva, con la que le otorgaba casa por cárcel a Yon Goicoechea y a funcionarios de la Policía de Chacao (otros prisioneros políticos), junto a Wilmer Azuaje. Todo el mundo pensaba que lo iban a trasladar a su casa, pero no fue así”.
Tal libertad nunca llegó porque, incluso con una decisión tomada por el TSJ, institución que ha emitido distintas sentencias parcializadas a favor del régimen Nicolás Maduro y dentro de la cual militan políticos chavistas (contra la ley), Gustavo González López, director del Sebin, no acató la orden. “Lo que es ilógico porque pertenecen al mismo bando. Al día siguiente el Consejo Legislativo amaneció militarizado y tomaron la decisión de allanarle la inmunidad parlamentaria a mi esposo”. Es decir, cuando ya habían pasado por encima de tal condición legal con su aprehensión y procesamiento.
¿Negociaría con el régimen la libertad de su esposo?
“Personalmente no creo en el régimen ni en negociaciones. Lo que hago hoy día es buscar presión para que de esa manera retroceda, pero no creo en la negociación”.
“Como venezolana tenía dos opciones: salir de la casa a luchar o esperar que ‘tun-tun’, llegara el Sebin. Tomé la decisión de salir para que la comunidad internacional se siga pronunciando y se conozcan los casos de presos políticos”, que incluyen torturas, tratos crueles e inhumanos.
Lo relatado por García, es parte del “socialismo del siglo XXI”, que impera en la Venezuela de la “revolución bolivariana”, por no mencionar otros aspectos de la crisis humanitaria y corrupción por la que atraviesa la nación suramericana.