Juanjo Mena es uno de los directores españoles más reconocidos internacionalmente. En la actualidad es el titular de la BBC Philharmonic, y ha conducido prestigiosas orquestas en Europa, Asia y Estados Unidos. A propósito de su visita a Boston en enero, cuando dirigirá a la Boston Symphony en cuatro conciertos, lo entrevistamos en exclusiva.
Usted ha tenido la oportunidad de viajar a muchos países en Europa, Estados Unidos y Asia, entre otros. ¿Cómo describe esta experiencia de llevar el lenguaje de la música a naciones con idiomas y culturas diversas?
Todo comenzó como un apasionante reto, pero con el tiempo y la experiencia te das cuenta de que la música es un lenguaje universal que se puede entender en cualquier lugar del mundo. Un gesto con tus manos, brazos o cuerpo, un ejemplo vocal, una mirada, la expresividad de tu cara… todo eso puede ser mucho mas claro que cualquier idioma. Intentar mejorar la capacidad de entendimiento de las diferentes culturas del mundo te lleva a plantear tu intercambio de energía con los músicos de muy diferentes maneras, para obtener los mejores resultados artísticos.
Usted ha dirigido sinfónicas de varias de las ciudades americanas más importantes. ¿Qué puede contarnos sobre Boston Symphony Orquesta? ¿Qué es lo que más le gusta de dirigir esta sinfónica? ¿Cuáles son algunas de las particularidades de dirigir la BSO?
Boston Symphony Orchestra es como un instrumento maravilloso. Lo que más me fascina de ella es su gran personalidad, sólida, rigurosa, rica, profunda, con un conocimiento artístico muy serio del repertorio orquestal y de los diferentes estilos musicales, con grandes solistas instrumentales pero donde siempre priva el sonido de grupo, aterciopelado. Guardo en mi memoria como oro en paño el sonido oscuro de las maderas en el segundo movimiento del concierto para violoncello de Dvorak, con Yo-Yo Ma como solista. Recuerdo la flexibilidad y ligereza virtuosa de las cuerdas, y la sonoridad rotunda (pero bella y rica en armónicos a la vez) de metales y percusión en el Symphony Hall de Boston.
Háblenos un poco sobre el programa con BSO en enero…
Haremos cuatro conciertos los días 19, 20, 21 y 24 de enero, con un repertorio ruso bellísimo y muy exigente. La Sinfonía No.4 de Tchaikovsky es una obra con una paleta de colores orquestales que narran diferentes estado de ánimo del compositor, sentimientos muy contrastados que exigen a los instrumentistas una interpretación camaleónica y de enorme flexibilidad. La Sinfonía Clásica de S. Prokofiev, breve y bellísima, es siempre un reto, un examen, una fotografía muy fiel de la calidad artística de cualquier orquesta, con pasajes de enorme virtuosismo junto muchos otros llenos de sutilezas y contrastes.
Por último, resalto la importancia de dar a conocer al público un concierto para violín casi desconocido del compositor ruso Wieczyslaw Weinberg, en las manos de uno de los grandes violinistas de todos los tiempos, Gidon Kremer.
La comunidad de habla hispana en los Estados Unidos es numerosa y diversa. En Boston alrededor del 14% de la población es latina. ¿Cuál cree usted que sea una buena estrategia para atraer a este público diverso al Symphony Hall?
Mi estrategia sería invitarlos a que se acerquen al concierto sin ataduras ni prejuicios, sino abiertos a recibir libremente todo tipo de impresiones y sentimientos, lo cual estoy seguro que les permitirá experimentar una vivencia muy rica, y posteriormente se sentirán necesitados de volver a sentir algo así otra vez y se acercarán a otros conciertos para entender que la música en directo produce en el instante. Algo único e irrepetible.
¿Cuál sería el consejo que usted le ofrece a todos los jóvenes lectores de nuestros medios que están pensando en dedicarse a la música? (En especial a aquellos que sueñan con estar al frente de una orquesta)
En primer lugar, que dedicarse a la música es una decisión maravillosa. A los que piensan en estar al frente de una orquesta sólo les puedo dar ánimo y energía,
decirles que pueden hacerlo, como en mi caso, viniendo de cualquier clase social o de familia sin antecedentes musicales.
Ahora bien, hay que estudiar mucho, mucho… y luego más todavía; hace falta tener un enorme rigor y respeto con lo escrito por los compositores, y también con los músicos. El conocimiento musical no tiene fin. Su personalidad debe ser enormemente rica en vivencias personales, musicales y artísticas en general, y debe estar dispuesto a dar, a entregarse, a dar otra vez más sin esperar recibir nada a cambio, salvo quizás una invitación a seguir buscando, cuestionando y creciendo musicalmente.
JUANJO MENA DIRIGE BSO EN SYMPHONY HALL
19, 20, 21 y 24 de enero de 2017
Repertorio:
-Prokofiev: Symphony Nº1
-Weinberg: Violin Concerto
Solista: Gidon Kremer
-Tchaikovsky: Symphony Nº4