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En el RMV, el que paga gana

Este artículo fue traducido por Tibiay Zea de El Planeta para el New England Center for Investigative Reporting, una organización de noticias independiente y sin fines de lucro con sede en Boston University y WGBH News. La versión original fue escrita por la reportera Beth Daley, quien puede ser contactada en bdaley@bu.edu. Su cuenta de Twitter es @bethbdaley. Rachel Riley también contribuyó a este reporte.


Una mañana de septiembre, Ne e Lortlar- Ünlü, una residente de Newton, se presentó temprano en la sucursal de Watertown del Registro para Vehículos de Motor (RMV por sus siglas en inglés), donde tenía una cita para el examen de conducir a las 9am. Dos horas más tarde, aun no había sido atendida.

Pero no todos los presentes tuvieron que esperar. Más de dos docenas de personas que habían pagado $100 dólares por adelantado a una escuela privada de conducir presentaron el examen rápidamente, una tras otra. Lortlar-Ünlü y otra aspirante, quienes habían asegurado hace más de un mes una de las pocas citas disponibles ese día, observaban con creciente agitación.

“Ellos pagaron dinero extra para obtener el examen ese día”, dijo Lortlar-Ünlü, una doctora turca. “Ellos no tienen que esperar como nosotros”.

Una piedra angular de la ley de Massachusetts es la igualdad de acceso a los servicios públicos. Pero el Registro de Vehículos de Motor ha interpretado ese acceso de una manera que favorece a las personas dispuestas a pagar extra.

Una investigación del New England Center for Investigative Reporting ha descubierto que este nuevo método de “Pay-To-Play” (o paga para jugar) limita severamente la capacidad de un ciudadano común para fijar citas para exámenes de conducir en el momento que quieren.

Los solicitantes pueden saltar de primeros en la fila para el test de manejo si pagan entre $75 y $195 dólares extra a una autoescuela, hayan o no tomado clases de conducir en ella. El precio puede incluir desde una cita durante el fin de semana o muy temprano en la mañana (no disponibles para el público en general) y, a veces, incluso una cita en la ciudad donde reside el solicitante, donde no hay sedes del Registro.

“Esto es preocupante”, dijo Peter Enrich, un experto en políticas de gobierno local y estatal en la escuela de leyes de Northeastern University. Este tipo de servicio preferencial, dice, es similar a la cuota que pagan los viajeros aéreos al gobierno federal para ganar acceso rápido a través de las filas para chequeo de seguridad en el aeropuerto. Sin embargo, dijo que no sabía de ningún otro privilegio similar a nivel estatal -sobre todo a través de una empresa privada. “No es sólo el hecho de que yo puedo pagar al registro para llegar al tope de la fila, sino que el Registro le ha vendido ese derecho a una empresa privada que es capaz de extraer un beneficio por ese acceso”, dijo Enrich.

Esta práctica no es nueva en Massachusetts, pero en el pasado no afectaba a muchas personas, ya que no interfería con las citas entre semana. Los examinadores estatales que quisieran, podían ganar horas extras por examinar aspirantes provenientes de la autoescuela fuera de los horarios de oficina.

Sin embargo, las aplicaciones para la prueba de manejo en todo el estado han aumentado dramáticamente en los últimos 10 años, desde unas 3500 por semana a 4500, según datos estatales. Al mismo tiempo, los problemas presupuestarios llevaron a reducir el número de examinadores de estos tests en un tercio, a 39, aunque el registro está contratando otra vez.

Pero además de estas presiones sobre los espacios disponibles, el Registro ahora también ofrece algunos bloques de tiempo sólo para los candidatos de las escuelas de manejo durante las horas regulares de oficina, excluyendo a las personas corrientes que no pueden, o no quieren, pagar más que los $35 dólares que cuesta la prueba.

Entre los estados de Nueva Inglaterra, Connecticut y New Hampshire también ofrecen este test a través de las autoescuelas. Pero New Hampshire no los lleva a cabo durante las horas regulares de registro. Y contrariamente a la práctica en Massachusetts, las citas de los sábados en Connecticut son sólo para el público general, a pesar de que hay un programa administrado por separado que está dedicado a los solicitantes que vienen de parte de la autoescuela durante las horas regulares.

Los funcionarios del Registro de Vehículos de Motor de Massachusetts niegan que haya inequidad de acceso, afirmando que los usuarios pueden escoger una cita por teléfono, online, o pagar a través de una autoescuela.

“Esto se reduce a lo que es más cómodo para que el cliente obtenga su cita para la prueba de conducción”, dijo la registradora interina Erin Deveney.

Aún así, Deveney dijo que la agencia está comprometida en acortar los largos tiempos de espera para las pruebas de carretera. Han contratado tres nuevos examinadores, otro está a punto de ser contratado, y se han anunciado cuatro vacantes más. La agencia también está haciendo una revisión completa de servicio al cliente.

“Si hay alguna razón para creer que algo -cualquier cosa- acerca de este proceso no funciona, vamos a sumergirnos más profundamente en él como parte nuestra revisión de la atención al cliente”, dijo Deveney.

Las quejas de los tiempos de espera interminables en el RMV para renovar licencias, registrar vehículos y realizar otros trámites no son nuevas. En dos ocasiones, en septiembre y octubre, hubo una espera de 45 minutos en el Registro de Watertown tan sólo para obtener un número que te indica dónde debes hacer otra fila donde -algunos- deben esperar varias horas para ser atendidos por un empleado de RMV.

“Se trata de privatizar el sistema público”, dijo Greg Rundlett de Salisbury, quien este otoño se negó a pagar $75 dólares a una autoescuela para que su hijo no tuviera que esperar tanto por el examen de manejo. En su lugar, se sentó en línea durante horas por dos días consecutivos. La única cita que pude conseguir fue en noviembre en Pittsfield, a 170 millas de mi casa. “Nadie debería tener que pagar extra para conseguir una cita”.

Una práctica creada para ayudar

Cuando el Registro comenzó a funcionar los sábados para ofrecer exámenes de manejo, más de dos décadas atrás, estos estaban disponibles para el público general.

Las autoescuelas organizaban a los aplicantes eficientemente, cada uno usando el mismo carro con las luces y los frenos apropiados, por ejemplo. Oficiales de la policía que conducían los tests de manejo desde 1992 podían recibir una gran cantidad de aspirantes en cortos períodos de tiempo, lo cual dejaba más citas disponibles durante los días laborables para el público general. Con el tiempo, ese programa ha crecido y se ha extendido a lo largo del estado desde Springfield hasta New Bedford. Las autoescuelas pagan al Registro $20 dólares por aspirante para cubrir los gastos de horas extra de los exámenes de conducir.

Las escuelas de manejo a su vez cobran diversos cargos adicionales por el uso de un coche y una persona que se siente en el asiento trasero. Algunos también requieren una lección de conducción como requisito para reservar una cita para la prueba en horario fuera de las horas de trabajo regulares.

En 2008, un año después de que los examinadores civiles se encargaron de las pruebas de manejo, el tiempo de espera para el público general era, en promedio, de dos semanas, de acuerdo con un reporte del Boston Globe. En 2012, fue de 5 semanas, según el mismo artículo. Hoy en día la espera es de meses, pero es imposible prever un tiempo de espera preciso porque el registro sólo permite hacer reservaciones para citas a partir de 45 días después de solicitar.

“El triste impacto es que hubo jóvenes el verano pasado que no pudieron programar una cita, fueron a la autoescuela y ahora esperan para diciembre”, dijo Dan Strollo, ex presidente de la Asociación de Educación de Conductores Profesional de Massachusetts y director ejecutivo de de la Control Family Foundation, con sede en Lexington. Él asegura que los jóvenes se oxidan después de tanto tiempo sin conducir. “Queremos que estos niños conduzcan ya”, dijo.

En los últimos cinco años, el programa de acceso a través de autoescuela se ha expandido dramáticamente. Datos del registro muestran que las autoescuelas pagaron $537,720 dólares al Registro en 2010, lo que representa 26,886 pruebas. En 2014, esta cifra se había más que duplicado a $1,113,640 dólares, lo que representa 55.682 pruebas. Eso significa que alrededor del 25 por ciento de las aproximadamente 225.000 pruebas de manejo en el estado cada año se realizan a través de las autoescuelas.

La agencia no dio a conocer cifras exactas de cuántas de estas pruebas se llevan a cabo durante las horas regulares de oficina, pero insistió en que sólo les ofrecen espacios durante las horas regulares si tienen un examinador libre y el espacio lo permite.

Sin embargo, funcionarios de la autoescuela aseguran que sus estudiantes tienen acceso preferente.

“Yo tengo los lunes”, dijo Tim Cooney, presidente de la autoescuela Central Mass. Safety Council Auto School Inc. con sede en West Boylston, una de las escuelas de conducción más grandes del estado. Anteriormente, Cooney recibía examinadores en su escuela de conducción los sábados, pero el Registro redujo algunos de esos espacios y comenzó a dar citas los lunes desde hace dos o tres años.

Él cobra $195 dólares por las citas para la prueba de manejo para quienes no tomaron el curso en su escuela. El costo incluye una lección de conducción, el cargo que cobra el Registro, el derecho al uso de un carro y un supervisor en la parte trasera.

Incluso entre las autoescuelas hay mucho descontento, y las más pequeñas se quejan de favoritismo porque dicen que los examinadores no visitan su sede con la misma regularidad que otras. Pero otras autoescuelas sugieren que el factor decisivo es la voluntad de los examinadores para trabajar horas extras y qué tan cerca de una escuela de conducción viven.

“Debido a nuestra proximidad a Lawrence (donde hay una oficina del Registro) parece que tenemos preferencia”, dijo Michael Larocque, propietario de North Andover Auto School, y quien también es dueño de otras autoescuelas ubicadas en lugares donde es más difícil atraer a un examinador.

¿Qué pasó en Watertown?

Con una creciente agitación en la oficina del Registro en septiembre, Ne e Lortlar-Ünlü se mantuvo en silencio, pero la amiga de otra aspirante tomó la palabra: Mary-Ann Knott-Craig entró en el Registro pidiendo a un examinador una prueba de manejo. También preguntó a otros fuera por qué a los solicitantes de la autoescuela los estaban pasando por delante de su amiga.

En un momento dado, Knott- Craig sacó su teléfono y comenzó a grabar un vídeo de la situación fuera del Watertown Mall, donde se encuentra la oficina del RMV y donde se llevan a cabo las pruebas de manejo. Grabó a un estudiante que dijo que pagó $100 ese mismo día de la prueba, lo que llevó a ella y a Lortlar-Ünlü a asumir que él consiguió un cupo en la lista ese día. En realidad el hombre había recibido una cita varias semanas antes (los examinadores reciben listas con los nombres de los aspirantes), pero el pago se hizo ese día, lo cual viola las reglas del Registro que prohíben las transacciones financieras entre los estudiantes y las escuelas de conducción en los sitios de la prueba, porque puede parecer sesgado.

El esposo de Lortlar, Selim, y Knott-Craig escribieron emails al Registro y recibieron una pronta respuesta: Un policía estatal llevó a cabo una investigación que concluyó que se habían cometido errores y confusiones de todas las partes, pero no se encontraron irregularidades.

Pero Knott-Craig y los Ünlüs están escépticos acerca de esta explicación.

“Está claro que hubo un trato privilegiado hacia los que tomaron la prueba de conducción a través de las autoescuelas”, dijo Selim Ünlü. Knott-Craig dijo: “Para familias de clase trabajadora pagar dinero extra a una autoescuela es demasiado”, dijo. “El tiempo fuera del trabajo que no remunerado, el costo de la prueba de $35 dólares… todo está presupuestado. Pagar más no es factible y, francamente, no es justo”.

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