Todo sugiere que Pablo Sandoval ha llegado al paraíso. Los números. Las marcas. Los comentarios escuchados. El toletero venezolano, que pasó las últimas seis temporadas con los Gigantes de San Francisco, fue contratado por los Medias Rojas de Boston en el mercado de los agentes libres, y el parque de los Medias Rojas, parece hecho a la medida de un bateador de sus características.
El Fenway fue inaugurado en 1912 y en poco más de un siglo, veinticuatro de sus bateadores han concluido como líderes de Americana en bateo. Solo la franquicia de los Tigres de Detroit los supera. En la categoría de los jonrones ha ocurrido al similar. Diecisiete de sus toleteros se han coronado en ese departamento.
En esa doble perspectiva y en condiciones normales, Sandoval debería tener actuaciones acordes con la estructura del Fenway, cuyos espacios son una tentación para los bateadores con capacidad de sobrepasar las cercas. Un deseo que puede convertirse en un arma de doble filo si no se tiene disciplina en el home.
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