Harvard University admitió que ha fotografiado en secreto a unos 2.000 estudiantes en 10 aulas durante la primavera pasada, como parte de un estudio de la asistencia a clase, una revelación que ha producido críticas entre los profesores y estudiantes, en lo que consideran era una invasión de la privacidad.
El experimento clandestino, divulgado públicamente por primera vez en una reunión de la facultad el pasado martes por la noche, salió a la luz un año y medio después de saberse que los administradores habían accedido secretamente a miles de cuentas de correo electrónico de Harvard. Eso llevó en la primavera a implementar nuevas políticas de privacidad en las comunicaciones electrónicas, pero de nuevo surge la controversia.
«Los estudios sólo deben hacerse con el consentimiento de las personas estudiadas», dijo el profesor de ciencias de la computación en Harvard, Harry Lewis, en una entrevista el miércoles. «El hecho de que la tecnología puede ser utilizada para responder a una pregunta, no significa que se deba usar. Y si usted vigila a las personas por vía electrónica y no se les avisa antes, debería hacerlo después», apunta en su blog. El presidente de Harvard, Drew Faust dijo en la reunión de la facultad que ha tomado el asunto «muy en serio» y el caso será revisado.
Las cámaras tomaban una imagen cada minuto, y un programa de ordenador las escaneaba para contar cuántos asientos estaban vacíos y cuántos llenos durante las clases. Harvard no dio a conocer los nombres de las clases que fueron monitoreadas y los estudiantes cuyas imágenes fueron capturadas aún no habían sido notificados hasta la fecha de publicación de esta nota.