La victoria de los republicanos en las elecciones debe leerse principalmente como una gran derrota a la gestión del presidente Obama. Y es que los republicanos convirtieron esta contienda electoral en una suerte de referéndum al presidente y lo perdió.
El que los republicanos ganaran posiciones emblemáticas como la gobernación de Massachusetts y la de Connecticut así como el control del Senado se ve como un castigo a su plan de gobierno. Lo cierto es que Obama ganó en 2008 con mayoría en ambas cámaras del Congreso y saldrá con uno controlado por sus opositores.
Ahora bien, todas las victorias llevan responsabilidades con el electorado. En otras palabras, los elegidos tienen un mandato o varios mandatos que le han asignado sus electores. Esta victoria de los republicanos a nivel nacional representa fundamentalmente dos mandatos: Por un lado quieren un país más seguro, es decir un gobierno más eficiente en protegerlos del ISIS, del terrorismo y del ébola. Por otro lado el mandato es de un gobierno menos invasivo, es decir que logre por ejemplo desmantelar iniciativas como el Obamacare.
Estos dos mandatos están obviamente en conflicto y por lo tanto veremos cuál es la dinámica que originarán.
Igualmente vale destacar que gran parte del éxito del partido republicano es que muchos de sus candidatos se movieron hacia el centro y muy particularmente en temas sociales. Por ejemplo, el gobernador republicano electo en Massachusetts Charlie Baker se pronuncio a favor del aborto y del matrimonio gay. En otras palabras, ¿permitirá el resultado de estas elecciones eliminar la paralización del Congreso o se convertirá en un problema aun mayor debido a los conflictos también entre republicanos moderados y radicales?
Por otra parte, es importante destacar que si bien los republicanos dominan claramente el Congreso, estos no tienen la mayoría necesaria, es decir las dos terceras partes para pasar leyes sustanciales. Recordemos también que el presidente de Estados Unidos tiene el derecho al veto a aquellas iniciativas con las cuales no esté de acuerdo. Por ello otra de las grandes preguntas es si este nuevo balance a favor de los republicanos promoverá un ambiente de mayor deseo a la colaboración y al acuerdo o si por le contrario caerá en una dinámica aun más paralizante que la vista hasta ahora.
En este contexto hay que hablar del tema de inmigración. Yo me manifiesto pesimista en este sentido, y no creo que logremos alguna reforma en los próximos años del mandato Obama. Si vemos la realidad, en estas elecciones el tema no fue tocado prácticamente por ninguno de los candidatos ganadores así que ¿para qué moverse en esa dirección?
En mi opinión tendremos que esperar las próximas elecciones presidenciales y demostrar que somos un electorado importante y, dada la postura a favor de la reforma de algunos Senadores Republicanos como Marco Rubio, debemos mantenernos muy alertas pues los demócratas se han tomado nuestros votos como un derecho adquirido y eso no está bien.
Obama ganó con un mandato del voto latino: pasar la reforma migratoria y no lo hizo. Esta frustración explica también la falta de ánimo de nuestra comunidad a salir a votar.
Aquí en Massachusetts Martha Coakley perdió porque no logró desarrollar un mensaje claro y atractivo. Su campaña se fundamentó en movilizar a la base demócrata, pero solo tocando puertas y haciendo llamadas sin un mensaje claro y motivante no se gana una elección. En esta sentido el electorado liberal demostró madurez. Charlie Baker por su parte logró conquistar nuestro tradicional “Blue State” (Estado Azul por ser demócrata) porque sí desarrollo un mensaje: Más eficiencia en una dirección similar a la que traía Deval Patrick.
Vienen momentos interesantes en la política norteamericana pues el sistema debe probar que a pesar de las grandes divisiones puede lograr acuerdos, funcionar y llevar a cabo el mandato de sus electores.
