Una persona sensata jamás se involucraría con alguien seriamente sin saber antes detalles de la otra persona, cosas de su pasado, si comparte principios y metas similares a las de uno, etc. De la misma forma nadie con sentido común entregaría sus ahorros a un desconocido que le promete ganancias abundantes de forma fácil y misteriosa.
Para elegir a una pareja de vida o para escoger a un asesor financiero, a alguien a quien le daremos nuestra confianza, uno trata de conocer a la otra persona, de averiguar detalles de su pasado, de asegurarse que vale la pena, que es sincera, que lo que predica y practica tienen coherencia o que lo que promete puede lograrse.
Con el mismo escepticismo o cuidado con el que buscamos a estas personas, deberíamos escoger a los políticos que nos representaran ante el gobierno, pues de ellos dependerán muchas de las nuevas leyes que a la larga afectaran casi todo en nuestras vidas, desde los impuestos que pagamos diariamente hasta la calidad y costo de la educación de nuestros hijos…
Meses atrás escribí una columna titulada “Políticamente… Todo” donde abría con las siguientes líneas: “¿Somos la mayoría de personas políticamente inactivos? ¿Políticamente insípidos? Término que un conocido usó para describir a personas que simplemente se interesan por las “cuestiones políticas” cada cierto tiempo o cuando les conviene.
Muchos no se interesan en lo más mínimo por cuestiones políticas, sin embargo el momento que no les gusta una ley o un gobernante, se quejan. Pero, ¿cómo quejarse, si no se hace nada, si uno no participa de la política, si uno no está cívicamente involucrado en los aspectos que moldean nuestra sociedad y gobierno?”.
Vuelvo a insistir en la importancia de esto, en la importancia del voto latino en los Estados Unidos pues somos una minoría que no siempre es recordada o representada efectivamente, y por lo tanto tenemos que hacer valer nuestra voz. Y para hacer valer nuestra voz debemos ser políticamente activos de una forma responsable; esto quiere decir que necesitamos estar involucrados y al tanto de la política nacional y local y sobre todo de investigar a fondo a potenciales candidatos, ver que legislaciones apoyaron en el pasado, sus posturas ante ciertos temas importantes, las promesas que hicieron en sus distintos puestos políticos y lo que realmente lograron, para después votar de forma educada por aquellos que creemos son los que mejor representarán nuestros intereses.
Cuando uno se involucra en la política de una forma u otra se está involucrado en todos los aspectos de nuestras sociedad, como la economía, educación, salud, artes, etc. puesto que todo está regido directa o indirectamente por el gobierno.
Las personas que escogemos para que asuman posiciones estatales y nacionales impactarán la calidad de vida de los ciudadanos de un estado y de un país. Lastimosamente muchas personas se contentan con solo participar en elecciones presidenciales, sin tomar en cuenta que todo tipo de posición que requiere el voto es importante e impacta las leyes de un lugar. Por lo tanto uno no puede dejar de un lado las elecciones locales y estatales.
La política local de hecho puede tener un efecto o impacto más inmediato, profundo y obvio en nuestras vidas que mucha de la política nacional, pues se da a un micro nivel por lo que uno tiene que votar de forma responsable si tiene este derecho.
Para saber cuáles son los candidatos más idóneos no basta con escuchar simplemente sus promesas u oratoria durante la época de elecciones o saber a que partido corresponden, sino ahondar aún más.
La pasividad política no puede venir acompañada de quejas. Si uno jamás se ha educado sobre las tendencias políticas de un candidato, si no sabe de su formación, trabajo anterior y su visión a futuro luego si vota por esta persona y no tiene los resultados esperados entonces no debería quejarse.
Es nuestro deber educarnos sobre los potenciales candidatos; como lo dije anteriormente, escoger a alguien como representante político es similar y tan importante como escoger a una pareja o a un asesor financiero, uno no va y se casa con cualquier y uno no va y le entrega su dinero un extraño tampoco.
Nuestro voto es un una muestra de confianza, y la confianza de uno no se deposita en las manos de cualquiera.
