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Violencia Masiva

El problema de los ataques con armas en lugares públicos en los Estados Unidos parece ser algo que no se detiene, y en la mayoría de los casos son personas relativamente jóvenes, varias sin historial de enfermedades mentales graves, las que cometen estos ataques, lo que hace estos hechos aun más lamentables. Cada vez que estos trágicos incidentes ocurren los gobernantes quieren inmediatamente crear leyes y encontrar soluciones para un problema que radica básicamente en dos factores obvios: la inestabilidad emocional de los atacantes y el hecho que usan armas de fuego capaces de matar a varias personas en cuestión de segundos. ¿Pero estos actos de violencia se pueden detener realmente si se prohíben las armas y se mejora o controla radicalmente el sistema de salud mental?

Sería bueno poder decir que sí, que la violencia masiva con armas de fuego podría detenerse por completo si se controlan las armas y las personas con enfermedades mentales graves, pero lastimosamente la realidad es más compleja.  En primer lugar si se controlasen las armas desde hoy, ya en el mercado hay una inmensa cantidad de armas de fuego y un mercado negro lo que haría que se creen más problemas; en segundo lugar como aseguran los expertos en trastornos psiquiátricos aunque  las personas con enfermedad mentales graves son de 3 a 4 veces más propensas a ser violentas, la gran mayoría de personas con enfermedades mentales no son violentas y nunca lo serán, en cambio los que terminan cometiendo actos atroces tienen otros problemas emocionales que mezclados con otros factores, como violencia y abuso alrededor de ellos, crean una bomba de tiempo.

Después de leer y analizar varios casos, teorías, e investigaciones uno llega a la conclusión de que la violencia masiva va más allá de las armas y enfermedades mentales en las personas, y se radica en una combinación de factores como el entorno familiar, la presión de la sociedad, el consumo de substancias y  la exposición que tenemos los seres humanos a la violencia en nuestros medios, siendo este uno de los factores más importantes según el Dr. Jeffrey Swanson, profesor de psiquiatría y ciencias de la conducta de la Facultad de Medicina de Duke University,  uno de los principales investigadores  a nivel mundial sobre salud mental y violencia.  Quien dijo que “si tuviéramos un sistema de atención de la salud mental perfecto, eso no resolvería nuestro problema de la violencia armada. Si fuéramos capaces de curar mágicamente la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión mayor, eso sería maravilloso, pero la violencia en general se reducirían en sólo alrededor del 4%”. El Dr. Swanson asegura que el ambiente en el que crecemos y tendencias a la violencia son factores importantes que deben considerarse: “tenemos que pensar en la violencia como una enfermedad contagiosa. Tenemos niños que crecen expuestos a trauma terrible…  Si alguien tiene antecedentes de cualquier tipo de comportamiento violento o agresivo, ese es el mejor predictor de futura violencia, más que de tener un diagnóstico de salud mental”.

Poder discernir y controlar a aquellas personas propensas a la violencia para que no adquieran armas, o cometan crímenes, resultaría casi imposible. La solución más pragmática sería suspender la venta de armas e incautar las legales e ilegales que ya están en el mercado. Esta alternativa reduciría drásticamente los homicidios con armas de fuego; sin embargo esto es improbable que ocurra pues un gran número de personas defiende el derecho constitucional de tener armas. Además ha habido y hay demasiado dinero invertido en esta industria por lo que algunos no van a permitir que sus intereses y ganancias se vean perjudicados. Por lo tanto,  en los Estados Unidos se seguirán escuchando de ataques con armas hasta que no se tome una medida radical.  Pero al mismo tiempo como debatirían algunos si no son ataques con armas de fuego podrían ser ataques con explosivos caseros o cuchillos porque la realidad es que siempre existirán personas con problemas socio-psicológicos y situaciones que las provoquen y lleven al límite.

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