El otro día un panfleto promocionando alimentos frescos y locales llamó mi atención, pues me recordó cuando colaboré en una hacienda orgánica aquí en Massachusetts donde teníamos un CSA (Community Supported Agriculture), que no es otra cosa que una forma de producción y distribución de comida local, usualmente cultivada de forma orgánica, que trata de aumentar la calidad de la dieta de las personas de la zona y que se enfoca en el cuidado del medio ambiente. En español un CSA se traduciría como agricultura sostenida por la comunidad. Y este es realmente un modelo socio-económico nuevo que brinda lo mejor de la agricultura verde pues trata de promover el uso de productos agrícolas de la zona y la temporada, usa la menor cantidad posible de químicos y busca mejorar la calidad de vida de las comunidades.
Mucha gente cuando piensa en comida orgánica o fresca inmediatamente asume que está es extremadamente cara, cosa que puede llegar a ser dependiendo dónde se compre. Pero con los CSA o proyectos de agricultura sostenida por la comunidad uno puede pagar una suma razonable para obtener una porción variada de vegetales, frutas y otros productos cada semana. Lo mejor de todo es que uno sabe que está pagando por alimentos realmente frescos y que tendrán un impacto considerable en nuestras dietas. Muchos desconocen que a veces los alimentos que se compran en los supermercados son cosechados de forma temprana y madurados artificialmente, aparte de ser tratados con químicos. Esto no quiere decir que no tengan valor nutricional, ni nada menos, pero la realidad es que nada supera la riqueza y sabor de un producto fresco y cosechado en el momento oportuno y eso es lo que uno adquiere con la agricultura sostenida por la comunidad.
La realidad es que el impacto de nuestras dietas en nuestras vidas es mucho más grande de lo que queremos aceptar. A veces el tiempo y las responsabilidades de esta sociedad tan demandante no permiten que nos preparemos buena comida y que utilicemos ingredientes frescos. Muchas veces nos encontramos comiendo comida que no es fresca o que es muy monótona (cuenta siempre con los mismos ingredientes) y por ende no nos brinda una amplia nutrición. Varias enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación como la diabetes, obesidad, trastornos cardiovasculares y osteoporosis son las causantes de muertes fácilmente prevenibles, y suponen además una carga económica y emocional que puede ser reducida si es que invirtiéramos más tiempo y quizá un poquito más de dinero en una mejor dieta y ejercitándonos. Pero por más que esto se dice y se repite los índices de diabetes y obesidad son alarmantes en nuestra sociedad, sin mencionar otras enfermedades crónicas, la mayoría relacionadas a una mala alimentación.
Ahora con el advenimiento del verano contaremos con más comida fresca y local para elegir, y unirse a un CSA (que usualmente se debe hacer a comienzos de primavera) es una buena opción para conseguir estos productos. Uno muy fácilmente puede ir online y anotar “CSA” más el nombre de la ciudad donde uno vive para ver varias opciones. Otra oportunidad para obtener alimentos frescos y locales es visitar los mercados de productores (Farmer’s Market) que ya han comenzado a ocurrir y que traen agricultores aledañas con sus mejores productos.
Nunca es tarde para incorporar hábitos más saludables en nuestras vidas y tan sólo aumentar la cantidad de vegetales y frutas frescas en nuestras dietas quizá sea el paso que debamos dar para contrarrestar la llamada “transición nutricional” que tantos sufrimos, que no es otra cosa que una dieta rica en azúcares y grasas animales que ha remplazado a la dieta saludable y balanceada basada en cereales, hortalizas, frutas frescas y grasas vegetales mayormente. Esta transición nutricional ha causado un incremento de calorías vacías, calorías sin nutrientes, y esto sumado a vidas sedentarias son catalizadores que provocan las enfermedades crónicas mencionadas anteriormente, que los latinos lastimosamente padecen en gran número.
Un cambio pequeño en nuestra alimentación puede tener un impacto positivo en nuestra salud tanto corporal como mental, y la primavera y el verano son las mejores fechas para tratar de incorporar estos cambios pues contamos con agricultura sostenida por la comunidad (CSA), mercados al aire libre, e incluso con una variedad más fresca de alimentos en los supermercados. Aparte que durante la primavera y el verano es mucho más agradable y motivador hacer ejercicio… Claro que muchas veces es más fácil decir todo esto que hacerlo, pero hay que intentar incorporar estos cambios, ser persistentes y sobre todo pacientes.