La mayoría de personas vienen a este mundo solas y se van solas, pero el resto de esta trayectoria es de interacciones sociales, tanto superficiales como profundas, con gente similar y distinta a nosotros. Algunas de estas interacciones nos marcan de por vida, mientras otras vienen y van. A lo largo de este camino estaremos expuestos a críticas positivas y negativas de otros, y de nosotros mismos, y usualmente sabremos como navegar estas aguas, pero a veces algunas personas están demasiado pendientes de lo que otros piensan de ellos y se dejan influenciar fácilmente por la crítica y la palabra de otros o por lo que el resto espera de ellos; lo que es lamentable porque al fin de cuentas cada uno vive su propia vida, siente sus propios sentimientos y festeja o no sus propios sueños. De cierta forma es importante escuchar a los que están alrededor nuestro, pero sin dejar de confiar en nosotros mismos, en lo que creemos y en lo que deseamos. Hay que ser críticos con respecto a las críticas de los demás.
Theodore Roosevelt es conocido por un fragmento conocido como “El hombre en la Arena”, (The Man in the Arena) de un discurso titulado Citizenship in a Republic que dio en La Sorbona, en París, en 1910. Este fragmento ha trascendido en el tiempo como un mensaje inspirador, como un soporte moral para aquellas personas con coraje que se atreven a luchar por sus ideales, a intentar aun sabiendo que la derrota puede ser lo que los espera, y que nos recuerda que los críticos son los que menos importan, sobre todos aquellos que no han recorrido el camino que uno ha recorrido y soportado los golpes duros de la lucha.
Por eso hay que tener criterio y saber quién nos crítica. Entre las líneas de Roosevelt están: “No es el crítico quien cuenta, ni el que señala con el dedo al hombre fuerte cuando tropieza… El mérito recae exclusivamente en el hombre que se halla en la arena, aquel cuyo rostro está manchado de polvo, sudor y sangre… El que cuenta es el que de hecho lucha por llevar a cabo las acciones… Es fácil desistir de nuestros sueños, ideales y metas si dejamos que la opinión del resto nos afecte demasiado, y de la misma forma es fácil rendirse si no sabemos pedir ayuda y escuchar cuando es necesario. Al fin y al cabo uno tiene que recordar que es fácil decir cosas y criticar, pero sumamente duro emprender algo y tratar de llegar a una meta, y de la misma forma es difícil confiar en otras personas. Hay que saber ser vulnerables y valientes para avanzar en este mundo, y a veces la sociedad en la que vivimos parece que espera mucho de nosotros y nos da poco. La crítica puede ser implacable, es cierto, pero no nos queda otra que intentar. Intentar hacer las cosas que nos satisfacen y hacen felices; aquellas que nos llenan para no convertirnos en personas frustradas que dejaron morir sus propios sueños. En personas que ni siquiera intentaron conseguirlos o permitieron que otros los influencien y aniquilen.
La vida a veces parece una lucha; una lucha contra el tiempo y contra las limitaciones, obligaciones e imposiciones de la sociedad, pero en esta lucha tenemos que saber que podemos contar con otra gente también; que no todo es negativo. Es importante admitir que a veces necesitamos ayuda y que no podemos hacerlo todo solos. Aunque hay aquellos que siempre están listos para criticarnos, subestimarnos y desalentarlos, también hay personas motivadoras, positivas, inspiradoras y pragmáticas que nos pueden ayudar a alcanzar nuestras metas o a guiarnos en la dirección correcta y de forma constructiva. Hay gente que a veces está allí para darnos la mano aunque no lo esperemos y eso es maravilloso. Con mucha cabeza debemos analizar que critica tomar en cuenta y cual no, que manos sujetar y cuáles no. Con criterio determinar con que personas relacionarnos y de cuales alejarnos, que metas perseguir y cuáles no, pero hay que lanzarse a ganar o a perder, eso es mejor que permanecer paralizados, que tener miedo a lo que digan los otros o miedo de nosotros mismos; o como lo dijo Roosevelt, eso es mejor que “almas frías y tímidas que ignoran tanto la victoria como la derrota”.