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Dime lo que comes…

Siempre me he preguntado quiénes fueron las pobres personas que tuvieron que probar algún alimento, hierba, planta o producto para determinar si estos eran venenosos o no, porque la verdad los seres humanos modernos la tenemos bastante fácil. Nuestros alimentos llegan a un supermercado, a veces incluso perfectamente empacados.

A estas alturas de la vida lo comestible se distingue bastante bien de lo nocivo y cuando en el mercado aparece algún vegetal o fruta extraña damos por sentado que efectivamente no nos hará daño; lo único que nos toca determinar es cómo prepararla correctamente. Eso sí, si es que compramos frutas y vegetales porque hay tanta abundancia de productos procesados y baratos que muchos optan por basar sus dietas mayormente en estos y dejar de lado los alimentos más nutritivos como las legumbres, frutas y verduras. La desconexión que ciertas personas sufren con sus alimentos es bastante grande, alguna gente desconoce por completo las propiedades nutritivas y curativas de los mismos e igualmente no saben de qué están compuestos estos. Realmente vale la pena estudiar y aprender estas cualidades y características, o por lo menos las más básicas, pues uno en verdad es lo que come.

“Dime lo que comes y te diré lo que eresâ€. Es la famosa frase del médico francés y gastrónomo Anthelme Brillat-Savarin, la cual apareció en su libro “Physiologie du Gout, ou Meditaciones de Gastronomie transcendante†[Fisiología del gusto, o meditaciones sobre gastronomía trascendental, de 1826]. Tanto esta frase como la del filósofo alemán, Ludwig Andreas Feuerbach “El hombre es lo que comeâ€, de uno de sus ensayos de 1863, comentan y demuestran la importancia de la nutrición y la influencia de la comida en nuestros cuerpos. Ambas frases se han convertido en el mantra de muchos nutricionistas. Sin embargo, ahora que la gran mayoría de personas estamos completamente desvinculadas del cultivo, producción e incluso cocción de alimentos, desconocemos de sus bondades y así mismo ignoramos qué tipo de comida debemos evitar o consumir si estamos enfermos o sufriendo algo.

Lo que uno come tiene un impacto directo y significativo tanto en nuestra apariencia física, como en nuestra salud y estado de ánimo. Así mismo ingerir ciertos alimentos o tomar ciertas infusiones puede calmar dolencias o ayudarnos con algunos problemas. Científicos en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) han venido estudiando la relación directa de los alimentos que ingerimos con la regulación de nuestro estado de ánimo a corto y a largo plazo, y muchos científicos más en otros lugares de los Estados Unidos y del mundo hacen estudios similares. Del mismo modo otros realizan investigaciones para determinar las propiedades curativas y benéficas de varias hierbas y plantas, siendo la Amazonía uno de los lugares predilectos para este tipo de científicos por su biodiversidad.

Con respecto a la dieta diaria, según la Dra. Judith Wurtman, investigadora del MIT y autora de “Gestionando tu mente y estado de ánimo con los alimentos†(Managing Your Mind and Mood Through Food) posemos manipular nuestro estado de ánimo y agudizar nuestra mente tan sólo con lo que comemos y también dependiendo de cuándo comememos.
La Dra. Wurtman afirma que la influencia tras ingerir alimentos “puede suceder con mucha rapidezâ€.

Decenas de años de estudios sobre la relación entre los alimentos y el estado de ánimo han confirmado lo que quizá muchos empíricamente han advertido, que los carbohidratos pueden elevar el ánimo, que las grasas nos ayudan a sentirnos llenos por más tiempo, etc. Pero los estudios de científicos como el de la Dra. Wurtman son detallados y complejos. Estos analizan las distintas proteínas y químicos generados por nuestros cuerpos al ingerir alimentos y la interacción entre distintos grupos alimenticios y la diferencia que tienen los horarios al ingerir los alimentos. Por ejemplo, nosotros producimos serotonina tras ingerir carbohidratos y este neurotransmisor regula varias emociones en nuestro cerebro lo que puede ser muy beneficioso para sentirnos felices, al menos, temporalmente. Sin embargo, comer grasas junto con carbohidratos hace que nuestra digestión sea más lenta y evita la respuesta benéfica que podrían causar los carbohidratos sí se comisen solos, sin grasas, por ejemplo.

Tener estos conocimientos nos pueden ayudar muchísimo a mejorar nuestras dietas y a sacar mayor provecho de nuestros alimentos, pero el problema es que estos conocimientos, ya un poco sofisticados, están bastante lejos de varias personas que ni siquiera saben diferenciar entre alimentos ricos en fibras, carbohidratos, grasas y proteínas. Sin embargo, con la abundancia de información y tecnología en el mundo actual esta mala información o desinformación pueden cambiar rápidamente y podemos aprender de qué está compuesto cada alimento, cómo interactúan unos con otros, cuándo es mejor comerlos, qué tipo de comida es mejor para evitar una enfermedad o cuál se debe comer cuando estamos enfermos, entre otras cosas; y no sólo eso, sino que podemos aprender también de los beneficios de ciertas hierbas y plantas que tienen propiedades medicinales. La realidad es que nadie nace sabiendo nada de esto, todo se aprende poco a poco y quizá nadie conozca la mejor combinación alimenticia para uno, pero sí hay formas, y también nutricionistas y doctores que nos pueden ayudar a entender mejor cómo enriquecer nuestras dietas y sacar el máximo provecho de nuestra comida.

Es importante adquirir estos conocimientos cuanto antes y transmitirlos al resto, sobre todo a los más pequeños dentro del hogar, ya que estos están expuestos a una infinidad de golosinas, bebidas y comida rápidas que no son más que calorías vacías. Las calorías vacías no son más que alimentos y bebidas que provienen de grasas sólidas y/o azúcares añadidos que no contienen casi ningún nutriente, o sea no aportan minerales, vitaminas o antioxidantes a nuestros cuerpos. Lo mejor que uno puede hacer es aprender sobre la importancia de la nutrición a una temprana edad y por supuesto mantener una dieta balanceada y moderada a lo largo de nuestras vidas.

Además de nutrirnos, los alimentos pueden prevenir y tratar enfermedades. Hay cientos de variedades de té e infusiones que sirven para aliviar trastornos ligeros. Algunos componentes de ciertas hierbas, especias y alimentos por ejemplo ayudan a reducir células cancerígenas de acuerdo a investigaciones de laboratorio. La mente científica del hombre busca recrear la biodiversidad de las plantas y la naturaleza con componentes curativos y medicinales. A veces mucha gente desconoce que cientos de remedios y fármacos son o fueron derivados, o están inspirados en el reino vegetal. Ya que generar medicina directamente de plantas es muy costoso el método preferido por los químicos es producir un compuesto sintético que coincida con la estructura molecular del compuesto medicinal de una planta.

Entre algunos de los remedios más famosos están:

Aspirina: También conocida como ácido acetilsalicílico; la aspirina es una reproducción artificial de la salicina, que se encuentra en la corteza del sauce.
Taxol: un fármaco antitumoral derivado de la corteza del tejo del Pacífico.
Quinina: Se utiliza para tratar la malaria y se sintetiza a partir de la corteza de quina.

Una de las mejores formas de prevenir enfermedades y dolencias es tener una buena dieta y conocer con cierto detalle los beneficios de cada alimento. Lastimosamente en la actualidad con el ritmo de vida tan rápido que tenemos muy pocas veces nos damos tiempo para prepararnos una comida fresca y saludable, pero nunca es tarde para mejorar nuestras dietas y aprender sobre las distintas propiedades de los diferentes alimentos.

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